Paco Herrera seguirá, al menos, como entrenador del Real Sporting de Gijón hasta el partido del viernes frente al filial del FC Barcelona. No hay dudas a ese respecto en la dirección deportiva rojiblanca y la confianza en el entrenador catalán es firme. No obstante si la mala racha de resultados no encuentra fin, el veterano entrenador podría no llegar a 2018 en el banquillo sportinguista.
A día de hoy la dirección deportiva que encabeza Miguel Torrecilla no le faltan argumentos para tomar la decisión de cesarle. Sin embargo, Paco Herrera es la apuesta del salmantino para que el Sporting regrese a Primera en un año. Es por ello reacio a tomar esa decisión tan pronto y máxime si cabe cuando el Sporting aún no se ha distanciado tanto de puestos del ascenso. Pero motivos no le faltan y aquí van algunos:
1.- Clamor prácticamente unánime de la afición
El Molinón explotó tras la conclusión del partido en el que cayó frente al Zaragoza. Además el municipal gijonés registró su peor entrada con menos de 16.000 espectadores. Cierto que el horario y que el partido fuese emitido en abierto resta gente, como ya ocurriese frente a Valladolid y Cádiz, pero la falta de un patrón de juego durante casi toda la temporada también afecta a la moral del público. Un público, soberano en sus decisiones, que clamó contra Paco Herrera pidiendo a grito pelado su dimisión. La paciencia y el crédito de Herrera están a cero o en negativo.
2.- No hay una idea de juego
Transcurridas diecisiete jornadas nadie sabe a que juega el Sporting de Herrera. No se atisba un patrón visible de juego. Además el desorden y la endeblez defensiva cada vez aparecen con más frecuencia. Herrera es un técnico que en anteriores etapas se había caracterizado por un fútbol de posesión. En Gijón lo intentó en las primeras jornadas, sin éxito. Después varió sus planteamientos en varias ocasiones con el único resultado de confundir a todo el mundo y dar sensación de no saber a qué se quiere jugar.
3.- Continuos vaivenes en los onces
En los diecisiete partidos de liga, Herrera solo ha repetido el once inicial una vez. Fue en las jornadas tres y cuatro que ya quedan lejanas. Siempre ha introducido cambios en la alineación. Jugadores que pasan de ser titulares a caerse de la convocatoria y viceversa. Herrera lo justifica en base a sus características para adaptarse al rival, algo que tampoco gusta. Declaraciones como la de ayer insinuando que Borja Viguera no juega en los partidos como local porque la afición no lo quiere no hacen más que caldear más una situación que ya es tensa.
4.- Sensación de estar superado por la situación
Las últimas comparecencias de Herrera bastaba con mirarle a la cara para ver claros gestos de abatimiento. Nadie duda de que seguirá trabajando, mientras le dejen, para intentar revertir la situación, pero sus expresiones dejan entrever que él mismo empieza a estar superado. Tampoco la autocrítica habitual en Herrera convence al público. Se le valora que sea autocrítico y que cuando se equipo ganaba o no perdía, él mismo lo dijese sin que le preguntasen. Pero declaraciones como que los dos útimos partidos (frente a Albacete y Zaragoza) han sido de los mejores de la temporada y que solo faltó acierto son ampliamente rechazadas por una afición. Un afición que ve una cosa, mientras su entrenador ve otra.
5.- La racha de resultados
Es la última pero en el fútbol es bien sabido que mandan los resultados, por lo que bien podría haber sido la primera. Los resultados mandan y el Sporting ha sumado solo dos de los últimos quince puntos en disputa. Un botín que ningún candidato al ascenso puede sostener. Además solo ha ganado un partido de los últimos ocho disputados. Actualmente es noveno clasificado, a tres puntos del play-off y seis del ascenso directo. Una brecha ésta última, que si aumenta, la presión sobre el entrenador catalán no haría más que hacerse mayor.
Foto – Real Sporting de Gijón