Como viene siendo habitual, el césped del Carlos Tartiere vuelve a estar en el punto de mira un invierno más. Hasta el momento, daba la sensación de que el verde del coliseo oviedista aguantaba bien todos los tirones. Pero todo cambió el pasado domingo. Una tarde de abundantes lluvias en la capital del Principado, la primera de la temporada, por así decirlo. Precipitaciones demasiado abundantes para un césped que arrastra problemas desde la construcción del estadio, hace casi dos décadas.
El pasado domingo, como venimos contando, la intervención de los jardineros en las labores de mejora del verde fue decisiva para que el encuentro se celebrase. Pese a las grandes dudas del colegiado, que se llegó a reunir con los dos capitanes mientras los equipos calentaban, ambos decidieron jugar. Y lo hicieron sabiendo que la banda de los banquillos era barro y apenas se podía conducir el esférico, o que en el área del fondo sur apenas botaba el balón.
El Ayuntamiento descarta sustituir el drenaje
Desde el consistorio municipal, se excluye el realizar una intervención para sustituir el drenaje del césped durante los próximos meses, tal y como desea el club oviedista. La entidad azul se mostró disgustada por el estado del terreno de juego en el encuentro ante Osasuna. Un césped que, como indicábamos anteriormente, arrastra un grave problema desde su construcción en el año 2.000. Porque el Carlos Tartiere se levantó sobre un terreno arcilloso, donde, además, en una parte del campo, había un manantial. La orientación tampoco fue la adecuada, ya que hay partes del terreno de juego donde no da el sol.
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Por @javimorcin