El infierno espera al Málaga
El equipo blanquiazul desperdicia una ocasión de oro ante el Betis, que completó un gran partido y volvió a ganar y a ver puerta
Un quiero y no puedo. Desde Roberto hasta Bastón. No hay un solo jugador que (con calidad) haga salir al Málaga del pozo, hundido cada día más, mientras Alavés y Las Palmas siguen remontando el vuelo. El Betis llegó a La Rosaleda «a mesa puesta» y dispuesto a pedir una buena ración de ´pescaíto` frito. Se cebó hasta rebañar el plato.
El partido empezó timorato. El equipo verdiblanco jugaba con la pelota de un lado a otro, sacando el balón desde la retaguardia. El Málaga perseguía fantasmas, sin obtener nada a cambio. Las primeras oportunidades de los blanquiazules llegaron a balón parado, con tres cabezazos desviados, dos de Baysse y uno de Recio. A Keko también se le hizo la portería pequeña. El Betis seguía firme con su plan: cansar al Málaga hasta encontrar los espacios.
Ocurrió en el minuto 24 de la primera parte. Joaquín, ex malaguista, encontró a Sergio León que fusiló a Roberto con la pierna derecha. 0-1. Los malagueños no se lo creían; los verdiblancos tampoco. El Málaga sufrió su particular ley de Murphy («Si algo puede salir mal, saldrá mal»): el Betis marcó después de dos partidos sin hacerlo y el Málaga encajó después, también, de dos partidos. Sergio León no marcaba desde octubre y ahí estuvo para empujar el balón a la red. Una serie de catastróficas desdichas que ponían al Málaga, otra vez, a contracorriente.
Por si fuera poco, Adrián se lesionó y en su lugar entró Rolan. El madrileño, con su oscuro trabajo, es imprescindible en el equipo y se nota cuando no está. Pudo ser todavía peor, cuando al filo de la primera parte Joaquín introdujo el balón en la portería malaguista. Roberto metió la manopla pero el cuero ya había entrado por completo. Gol fantasma, pero gol. Castigo injusto para el Betis; último aliento para un Málaga en el que, tal y como están las cosas, un 0-2 hubiera sido definitivo.
Con Rolan tampoco hay paraíso. En el minuto 50 otra internada del Betis terminó en gol de Camarasa, que estuvo más tiempo tendido en el terreno de juego que corriendo. El equipo blanquiazul era un manojo de nervios, jugando con un mediocentro y cuatro delanteros con la entrada de En-Nesyri. El baño verdiblanco era evidente. El Málaga seguía corriendo y corriendo hacia la nada y el Betis seguía con su show: cañitos, pases de tacón, jugadas propias de un club de Champions, etc. Claro que si tienes a este Málaga delante, tus acciones pierden mucho mérito.
Ya nada funciona en este equipo. La delantera malaguista es un 0 a la izquierda, un 0 a la derecha y un 0 por el centro. Las travesuras de Ontiveros se quedan en eso, en travesuras. Peñaranda y Borja vagan por el campo como almas en pena esperando un caramelo en dulce que no llega. El único que lo intenta es Rolan, sin éxito. El Málaga no necesita un mediocentro, necesita un nuevo equipo entero.
El Betis seguía a lo suyo. Joaquín, que realizó un gran partido salió del campo entre pitos; y Javi García, el tan añorado y necesitado mediocentro que el Málaga tuvo atado, también entró en el terreno de juego. El rival inquietaba más con corazón que con cabeza, pero hoy el equipo verdiblanco se sentía «carnívoro». Se comió el corazón de los malaguistas que, a ritmo de «!Al-Thani vete ya!», despidieron a su equipo, consciente de que otra oportunidad se va al limbo.
El Betis se acerca a Europa, a tres puntos de la sexta plaza. El Málaga ya coquetea desde hace tiempo entre dos mundos. El partido contra el Alavés se presenta a vida o muerte. Si el Málaga gana, sacará la cabeza del pozo; si pierde, solo un milagro (o una segunda vuelta de escándalo) permitirá que los blanquiazules disfruten una año más de la Liga Santander. El Málaga ya siente el fuego. El infierno se acerca…
Por: @daniluque16