Cuatro temporadas en la U.D. Salamanca,quizá la etapa más exitosa de Juan Manuel Lillo como técnico, cogió al equipo en 2ªB y devolvió a la Unión Deportiva a Primera División.
Real Oviedo, Tenerife, Zaragoza, Ciudad de Murcia, Terrasa, el Dorados de Sinaloa mejicano, Real Sociedad, U.D. Almería, Millonarios colombiano, es el bagaje como técnico de Juanma Lillo, todos ellos equipos de la zona media de la tabla en Primera División o de zona media – alta en Segunda División, salvo los sudamericanos, todos proyectos con una durabilidad inferior a dos años y que finiquitaron con un mismo denominador común, no alcanzar los resultados esperados por el club. Posteriormente una etapa de 3 años como segundo entrenador de Sampaoli en la selección de Chile y en el Sevilla C.F., para volver al fútbol colombiano, esta vez en Atlético Nacional, equipo que venía de ganar la Liga Colombiana y la Copa Libertadores, una andadura que finalizaría el pasado 5 de diciembre tras su renuncia después de casi seis meses en el cargo.
Durante este periplo de equipos y países, no aparecen Champions, Ligas, ni otros títulos importantes, ni siquiera alguna etapa en un club de primer nivel mundial en España o Europa, lo cual es muy llamativo, enigmático y paradójico.
Es posible que lo dicho, sea hablar de una manera muy banal o superficial del “Mostruito” como así lo hacia llamar Menotti, ya que Lillo es conocimiento, proceso, investigación, legado.
Pep Guardiola lo ha reconocido como su principal mentor junto con Johan Cruyff. El ya mencionado Menotti ha expresado reconocimiento hacía él en múltiples ocasiones al igual que Jorge Valdano y Cappa. Sampaoli le reclutó para absorber todos sus conocimientos y poder mejorar su juego ofensivo en todas las variantes que puede ofrecer el juego posicional.
Innumerables son las enseñanzas, avances e innovaciones que nos ha dejado en este aspecto y que sirven para la evolución del fútbol en el sentido más amplio. Unos conocimientos y procesos que él mismo se preocupa de actualizar y descatalogar a una velocidad vertiginosa. Por lo cual, el juego de posición ya ha quedado desfasado por el juego de ubicación, un concepto más preciso y con unas connotaciones tácticas individuales y colectivas más concretas.
Esto sí sería una descripción más cercana de lo que es Juanma Lillo. Pero que no evita que nos sigamos preguntando cual es la tecla que falla en un ordenador con tanto conocimiento.
Porque como el propio Lillo concluye, todos estos conceptos y mecanismos, más allá de lo vistoso, lo elegante o lo entretenido, tienen un objetivo superlativo que es aumentar las probabilidades de ganar partidos, de conseguir el mayor número de victorias. Todo esto, fundamentado en unos argumentos tan coherentes, claros y obvios como incomprensibles a la hora de ver la aplicación práctica en sus equipos.
El Inter de Helenio Herrera, el Milán de Sachi o el Barcelona de Cruyff, son ejemplos de equipos y entrenadores que marcaron una época, revolucionaron el fútbol y que ganaron mucho a través de sus estilos.
Fuera del juego, son varios los jugadores que han mostrado su agradecimiento a Juanma Lillo. Entre otros, Miguel Ángel Corona, capitán de la U.D. Almería en varias entrevistas ha manifestado su aprecio y estima hacia Lillo por todo lo aprendido. Por lo que no podemos afirmar que sea un mal gestor de grupos, carezca de habilidades de liderazgo o no sepa transmitir tanta sabiduría.
Falta de tiempo, de carisma, de sintetización o simplemente que es tal la magnitud que se le presta al proceso, a las tareas, a los mecanismos… Que el resultado, el fin, lo que se pretende alcanzar con todo esto ,quede en un segundo plano.
Por @JesusLucasR1