El partido se decantó gracias a la pegada de Michael Santos y a dos excepcionales manos de Diego Mariño. El análisis de la victoria por 3-2 del Sporting de Gijón frente al Córdoba podría terminarse ahí. Un partido loco, lleno de imprecisiones y desajustes, sobre todo en defensa. A continuación analizaremos las principales claves que explican el marcador final.
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La pegada de Michael Santos
El uiruguayo es ahora mismo una pieza fundamental en el Sporting. Su doblete frente al Córdoba fue capital para que el cuadro de Rubén Baraja lograse tres puntos que le acercan a los puestos de play-off y acabe la primera vuelta con 30 puntos. Un bagaje pobre para un aspirante al ascenso, pero con margen de mejora. Santos logró el segundo y el tercer gol. En ambos exhibió su condición de punta nato. Es ahí, y no en banda, donde ha demostrado ser letal en la categoría y ya suma 10 tantos en lo que va de temporada.
El primero llegó tras finalizar un contraataque perfectamente ejecutado por el Sporting y en el que también tiene mucha parte de culpa el otro protagonista rojiblanco del día. El segundo llega tras rematar de forma impecable un centro de Carmona. Este gol, que parecía cerrar el encuentro, no lo hizo y acabó siendo mucho más que capital.
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La actuación de Diego Mariño
La victoria tampoco se entiende sin la actuación del guardameta gallego. Mariño, que lleva toda la temporada siendo un pilar importante, se volvió a reivindicar. Tuvo pocas intervenciones, pero ambas, sobre todo la del minuto 89, vitales. Pero el partido de Mariño no solo tuvo importancia bajo los palos. El 2-0 se inicia con un preciso saque suyo a la carrera de Isma López para iniciar un contraataque tras una acción a balón parado rival. El gallego con el cambio de año sigue mostrándose como uno de los principales baluartes rojiblancos.
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Los desajustes defensivos
Que se vieran cinco goles en este partido tiene mucho que ver con la pegada ofensiva. Pero mucho también con las horripilantes actuaciones de ambas defensas. Sergi Guardiola por el Córdoba y Santos por el Sporting fueron dos de los que mejor lo interpretaron. Los desajustes defensivos cordobeses se ven, sobre todo, en los dos primeros goles rojiblancos.
El 1-0 una jugada entre Carmona y Santos hace que toda la defensa cordobesista pierda la marca. Isma López pone un balón raso al área para que Carlos Castro remate a placer. En el 2-0 el asistente fue el mismo. El Córdoba bota una acción a balón parado que ataja Mariño. El Córdoba no repliega con rapidez y los gijoneses sorprenden al contraataque. Isma López llega hasta área contraria y pone el balón a la llegada de Santos entre los dos centrales para que bata a Kieszek por bajo.
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Las ayudas de Bergantiños y Sergio Álvarez
El doble pivote rojiblanco tuvo un día de mucho trabajo. Se vieron habitualmente superados por los tres mediocampistas del cuadro visitante. Los dos goles del Córdoba vienen casi de la misma forma. Los laterales rojiblancos sufrieron mucho contra los hombres de banda del Córdoba y por la banda de Isma López llegaron los dos goles. Pero Calavera también sufrió mucho con Javi Galán, si bien por su banda el peligro no se llegó a materializar.
Fue una circunstancia que los rojiblancos lograron controlar tras el 3-2 mandando a los dos mediocentros a hacer las coberturas. Quedaba media hora de encuentro aún, pero ahí los cordobesistas vieron como la vía de agua que habían abierto en la zaga local, se cerró. Fue con las ayudas de Bergantiños y Sergio Álvarez a los laterales, el Córdoba vio como su principal vía de peligro se cerraba casi por completo. Este aspecto fue, con seguridad, lo que impidió en parte su remontada ante la endeblez defensiva rojiblanca en los costados.