Todos los conjuntos comenzaron con pre-temporadas muy intensas, con doble y hasta triple turno, pero la gran mayoría no se movió mucho de sus lugares habituales, alquilando predios de entrenamiento cercanos a sus estadios o sedes deportivas (River Plate es la excepción, puesto que 25 futbolistas viajaron junto al cuerpo técnico a hacer sus trabajos físicos en Miami).
Pero este año mundialista obliga a achicar los tiempos, puesto que muchos comienzan a jugar antes de fin de este mes, el viernes 26 retorna la Super Liga, empezando Tigre–Banfield, pero antes deben jugar sus partidos postergado por definiciones de copas internacionales, Godoy Cruz–Lanús y Rosario Central–Independiente.
En esta ocasión, con el aditamento de contar con solo dos cupos para incorporaciones, el mercado de pases es escaso, la gran mayoría de movimientos se dan por la vuelta de jugadores que estaban a préstamo en otras instituciones o por jugadores que quedan libres, esto se da también porque los dirigentes y cuerpos técnicos entienden que no hay en el país mucho material futbolístico que le cambie la ecuación en sus respectivos planteles, otras de las cosas es que no pueden incorporar futbolistas con mejores cualidades del exterior por los altos costos de sus pases (a excepción claro está de Boca Juniors y River Plate).
Pero a pesar de los pocos cambios en cuanto a lo futbolístico muchos se esperanzan en mejorar otros aspectos, uno de ellos es el económico con respecto a cada club, porque la Super Liga tendrá la potestad de controlar muy de cerca las finanzas de cada institución, obteniendo mensualmente declaraciones juradas y comprometiéndolos a estar al día en lo impositivo, si todo esto no es desarrollado de la mejor manera por los dirigentes, los clubes corren peligro de sanciones como multas, inhabilitación de estadios, prohibición de incorporar refuerzos o hasta quita de puntos (como ocurre con Newell´s Old Boys de Rosario, que al finalizar este torneo se le descontarán tres puntos por no presentar en término declaraciones juradas).
La Super Liga además exigirá y controlará que parte del dinero que ingresa a cada club sea destinada a renovar la infraestructura edilicea y mejorar la calidad de las divisiones inferiores, no solo en cuanto a lo deportivo, sino también en lo que se refiere a la salud de cada chico, obligándolos a contar con médicos, kinesiólogos, nutricionistas, psicólogos, asistentes sociales y odontólogos dentro del plantel de profesionales estables. Otras de las cuestiones a tener en cuenta será el cumplimiento de las resoluciones de seguridad del ministerio de la nación, que existen hace tiempo pero pocos se ocupan de ellas, como la prevención de la violencia en espectáculos futbolísticos.
Si todo esto se cumple la Super Liga concederá a cada club una licencia para poder participar del torneo de la temporada 2018-2019, el plazo límite para llenar todos los requisitos es el 30 de junio de este año, de ahí en más habrá un seguimiento, es por eso que se crearán dos órganos, uno de control económico y otro de infraestructura.
Esperemos que todo esto mínimamente se vaya cumpliendo, para sanear cada club y por ende el fútbol argentino, la teoría ya está en marcha, solo falta la práctica, esa que por fin nos saque a flote, no solo en lo deportivo, sino también en lo político y dirigencial que últimamente se encuentra en decadencia en nuestro deporte en general.
Fuente: Daniel Barone.
Escrito por @daniel_barone