Tal como prometió Valdés puso fin a su carrera sin hacer ruido, se despidió con un “gracias a todos” y desapareció de las redes sociales. Apagó la luz como prometió hace tiempo.Ponía punto y final así a una carrera plagada de éxitos pero a la que siempre se refirió con cierta amargura. Ganó todos los títulos posibles como futbolista, fue el mejor portero del mejor equipo de la historia y aún así sufrió como nadie la soledad del portero. Un sufrimiento que le llevó a manifestar que si volviera a nacer no volvería a ser portero. Le hicieron creer que valía para ello a pesar de querer escapar de debajo de aquella portería, deseaba celebrar goles abrazado a sus compañeros pero tuvo que conformarse con observarlo desde su área , desde la distancia. Quizás por ello manifestaba que sus mejores recuerdos de tantos éxitos, eran las celebraciones junto los aficionados y compañeros.
Su llegada al primer equipo fue algo turbulenta. Después de debutar con Van Gaal y jugar 11 de 16 partidos oficiales éste lo devolvió al filial. El portero se negó a volver a entrenar con el filial. Aquello generó bastante polémica.Se le empezó a tachar de conflictivo, de tener mala cabeza y peor entorno.Corría la temporada 02/03. No sería hasta la siguiente temporada cuando recuperaría, de manera definitiva la titularidad con Rikjaard. Y sería con el ténico holandés con quien viviría una de sus grandes noches. La inolvidable final de Champions del 2006 en París frente al Arsenal, frente a Henry. Aquella noche sus enormes intervenciones mantuvieron con vida a los azulgrana. Luego llegarían los goles de Etoo y Belletti y con ello la segunda Champions para el Barça. Posteriormente detallaría en su libro “El método V”, como preparó aquella final y su duelo frente al francés. Después vendrían los años triunfales con Guardiola, el Mundial de Suráfrica, Eurocopa, La Liga de Villanova y el año de Martino. Valdés anunciaba en Enero de 2013 que abandonaría el club al finalizar su contrato, Junio de 2014.Con tanto tiempo por delante las especulaciones fueron numerosas.Tenía el futuro en su mano. Y ese futuro parecía que sería Mónaco. Pero nada salió como esperaba. Llegó aquel maldito partido contra el Celta en Marzo de 2014. En una intervención sencilla se rompía la rodilla. Muchos meses de baja y aquel acuerdo con el Mónaco quedó en papel mojado .Se recuperó, en soledad, como siempre. Van Gaal lo volvió a llamar para el United y llegó a jugar algún partido. Se volvía a sentir portero. Pero como en sus inicios, lo mandó al filial. Aquello acabó mal y marchó cedido al Standard de Lieja donde le daría tiempo a conquistar la Copa belga.De ahí al Middelsbrough de Karanka que sería su última camiseta.
Conoció las dos caras del futbol: el éxito y la dureza de una lesión. En una entrevista recordaba su recuperación. Fue en Alemania. Allí era uno más que iba a la clínica cada mañana a recibir rehabilitación. Alguien anónimo y solo. Volvió a tener que pagar un café, el tranvía…volvió a tocar monedas, decía. Rompió la burbuja de la super estrella.Regresó a la vida real. La del día a día. La vida que le espera a partir de ahora. Mucha suerte…portero.