El Atlético de Madrid frena la racha del Eibar

La SD Eibar y el Atlético de Madrid se enfrentaron en Ipurua, en el último partido de la primera vuelta. Este encuentro, correspondiente a la jornada 19, estaba llamado a ser uno partido de gran interés. Una de las razones del atractivo de este encuentro era la metodología, tan similar, que usan ambos entrenadores: Mendilibar (SD Eibar) y Simeone (Atlético de Madrid). Estos son partidarios de desarrollar un fútbol basado en el orden defensivo, la velocidad en las transiciones ataque-defensa, y viceversa, y el, incomprendido, arte de la entrega, lucha, por cada balón. Además los de Mendilibar (en liga) cosechan 6 victorias en sus últimos 7 partidos, en el partido restante cosechó un empate, desde aquel 5-0 al Real Betis el técnico encontró la clave para conseguir un mejor rendimiento. Por otra parte, el Atlético de Madrid se encuentra como segundo clasificado, con una alta competitividad en su plantilla, con una plantilla rindiendo al mejor nivel, ese nivel que les ha llevado a ser el principal perseguidor del primer clasificado.

El partido, tras conocer el estilo de juego de ambos equipos y el escenario donde se disputa, comenzó con un Atlético de Madrid con las ideas más claras a la hora de manejar el balón. En su contra, los locales se vieron muy dubitativos cuando se hacían con el balón, le costó entrar en el partido. Así, la idea de Simeone era realizar salidas ofensivas con una extremada verticalidad, de ese modo se sucedieron dos acciones, casi calcadas, con protagonistas similares: Sime entrando en profundidad y sirviendo asistencias, primero para Correa y después para Koke, aunque ninguna de las acciones hubiese podido ser sin la filtración de balón de Griezmann, quien en el primer tiempo estuvo muy suelto y el Atlético de Madrid se benefició. De este modo, los visitantes encontrarían el premio buscado: el gol, de las botas de Gameiro en el minuto 27 tras un regalo de su compatriota y amigo, Antoine, en una jugada rápida en la que la defensa del SD Eibar estaba descolocada. El gol supuso un punto de inflexión para los de Mendilibar, pues la decisión tomada por parte de los locales fue la de dar un paso al frente para buscar el empate. La respuesta de los ‘colchoneros’ fue, antagónica a la local, la de dar un paso atrás, acumulando jugadores, ayudas constantes y poniendo fin a toda ofensiva rival. Los intentos por alcanzar el empate se limitaron a balones directos al corazón del área ‘rojiblanca’, que en ninguna ocasión puso en apuros al portero esloveno. Con un SD Eibar pisando campo rival e insistente en sus intentos de alcanzar la meta ‘rojiblanca’ por mediación de balones centrados se llegaría al fin del primer tiempo.

El segundo tiempo se desarrolló con una idea clara para los locales: empatar el partido. El SD Eibar adelantó filas y propuso una propuesta diferente con la incorporación en el terreno de juego de Orellana con la intención de aumentar el desborde y electricidad. Las llegadas se produjeron de forma continuadas, la inmensa mayoría con desplazamientos aéreos. Pero, en realidad la grada de Ipurua echó en falta un futbolista diferente, capaz de filtrar un pase, raso quizás, que pudiese superar a la gran muralla que los de Simeone habían levantado desde el minuto 27. Las llegadas seguían reproduciéndose de forma continuada, producto de la renuncia de la pelota de los visitantes, que decidieron dar un paso atrás y esperar concentrados, compactos y muy solidarios los de Simeone. La idea era lanzar rápidas salidas de balón con pocos toques para sorprender a un Eibar perenne en campo rival. Es cierto que aún siendo múltiples las llegadas de los de Mendilibar, no consiguieron poner en serios apuros al portero esloveno hasta los últimos minutos, donde se veía muy cerca el empate. Oblak ofreció la seguridad que en momentos puntuales del partido necesito el Atlético de Madrid tras verse abordado por un Eibar que nunca dejó de intentarlo. De ahí que en los dos últimos minutos Kike pudo haber puesto el empate.

Un partido marcado por la entrega y lucha de ambos equipos, donde uno de los dos conjuntos se marcha con la sensación de poder haber conseguido otro resultado. Pero, la realidad no es otra que los tres puntos viajarán a Madrid de la mano de Simeone.