Tras 334 partidos,18 títulos y 1 gol,ponía fin punto final a su carrera como azulgrana Javier Mascherano. Han sido 7 temporadas y media de puro sueño. “Llegué para cumplir un sueño y es hora de despertar, duró más de lo que jamás hubiese pensado” y añadió “fueron siete años y medio pero parecieron mucho menos de lo bien que la pasamos”. Lo hizo delante de toda la plantilla en un evento al que no quisieron faltar antiguos compañeros.
Llegó en el verano de 2010 procedente de Anfield Road, donde era titular indiscutible en el medio del campo . Pero en el Barcelona de Guardiola esa posición era de Busquets, “el mejor centrocampista del mundo” según el propio ”Jefecito”. Tras media temporada de adaptación, encontraría su hueco como pareja de Piqué en el centro de la defensa del mejor equipo de la historia. Decía que se sentía un privilegiado por poder dedicarse a lo que más le gusta en la vida. Que se dedicaba a esto por pasión, no por la fama o el dinero. Para alguien que vive de esa manera el fútbol vivir aquellos años de Guardiola en el Barcelona debieron ser una auténtica gozada. No en vano el propio Pep lo definió como “la niñita de mis ojos”. En aquel Barcelona de pura magia, “el Jefecito” ponía el sacrificio, la pasión y el compromiso. Ninguna jugada como aquella con Bendtner en aquella eliminatoria de octavos de Champions frente al Arsenal explica mejor lo que era Mascherano, el 14, en aquel Barcelona. No era el más dotado técnicamente de aquel equipo pero se hizo indiscutible. Y lo fué con Villanova, y con el Tata y hasta con Luis Enrique. Hasta la llegada la temporada pasada de Umtiti. Durante algunos veranos había amagado con abandonar el Camp Nou, Juventus y Nápoles fueron sus pretendientes. Una vez que se asentó el francés en el once a mediados de la temporada pasada la idea de dejar el club se hizo más fuerte. Ante la imposibilidad de competir por un puesto en el once y con el Mundial de Rusia en el horizonte el Jefecito se marcha a China. Todo ello a pesar de las reticicencias de Valverde que lo quería en el equipo como tercer central y sobre todo por su ascendencia en el vestuario.
Mi única visita al Nou Camp fue en la final de Copa frente al Athletic en mayo de 2015. Después de acabar el partido estuvimos por la grada haciéndonos fotos y recuerdo ver a Mascherano, en medio de las celebraciones, con los hijos de los futbolistas correteando por allí, sentado en el césped primero con Messi y después solo. Feliz por lograr un nuevo título y satisfecho por el trabajo bien hecho, una vez más. Se va un grande de aquel mítico equipo del sextete. Mucha suerte Jefecito.
Síganme en @gamazo75