Continúa el sueño por el ascenso en Gijón
El equipo de Rubén Baraja consiguió ser superar a un pobre Nàstic en El Molinón. Un gol de Michael Santos al borde del descanso y otro de Rubén García en la segunda mitad aseguraría una victoria que les arrima a los puestos de playoff
El sueño por el ascenso está latente en El Molinón y la lucha entre el Nàstic y el Sporting iba a tener presente este sueño frente a la lucha por terminar de escaparse de los puestos de descenso de los visitantes. Pero durante los primeros minutos serían los locales los que empujarían con más fuerza. Un gol temprano siempre ayuda y eso lo sabían los rojiblancos que insistirían con Michael Santos a la cabeza en busca de ese tanto.
El control era absoluto para los de Rubén Baraja. Los visitantes no estaban teniendo buenas transiciones y los sportinguistas llegaban una vez tras otra a la portería de Dimitrievski por ambas bandas aprovechando a Jony y Carmona. Pero el gol no terminaba de llegar y las ocasiones se iban perdiendo. Solo había que ver la desesperación en algunos jugadores del conjunto catalán, que veían como una apisonadora se les echaba encima constantemente.
Al final de la primera mitad, los pupilos de Rodri parecían empezar a despertarse. Algunas llegadas con Juan Muñiz liderando a su equipo parecían meter al Nàstic en el partido, pero nada más lejos de la realidad. Justamente antes de sonar el pitido que marcaba el final de la primera mitad, Michael Santos conseguiría contactar con el balón para hacerle una gran vaselina a Dimitrievski, marchándose al descanso con el 1-0 en el marcador.
Rubén García sentencia al Nàstic
La segunda mitad saldría con un disposición distinta. El Nàstic salía con más ganas de llegar y, aunque fuese el primero en intentarlo de nuevo Santos, los jugadores de Rodri estaban intentando solucionar el desastre de primera parte que habían tenido.
Pero las cosas no salen siempre como uno quiere y cuando más insistían los visitantes, llegaría el segundo gol del Sporting. Después de dos avisos de Santos y Jony, el recién ingresado Rubén García no tuvo ninguna duda a la hora de rematar el balón y darles la seguridad y tranquilidad que necesitaba el equipo para asegurar los tres puntos.
Aquel gol les haría tanto daño a los jugadores del conjunto catalán que quedarían anestesiados durante un buen rato del partido, relajándose así todo el ajetreo que se había vivido hasta el momento. Sin muchas ocasiones claras, y siendo detenidas las pocas que se creaban, ningún equipo conseguiría ver puerta más y los tres puntos se quedarían en El Molinón para seguir así luchando por un ascenso en el que cada vez más gente cree en Gijón.