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C’est la vie, Aymeric

Despedida de Laporte/ Vía Athletic Cub

«A tout le monde,

a tout mes amis,

je vous aime,

je dois partir»

(«A todo el mundo, a todos mis amigos, os amo, debo partir», Dave Mustaine)

Siempre, en mayor o menor medida, es doloroso ver como uno de los tuyos abandona el hogar. Aymeric no era un jugador más, tanto en el campo como fuera de él. Poco dado al funambulismo, al juego entre bambalinas y a jugar con una baraja marcada, es de esos raros casos que se añoran en el fútbol actual. No fue un besa-escudos, no prometió lealtad eterna para contentar a los tribuneros, pero siempre, siempre, ha ido de cara.

Jugador sin el que, para que engañarnos, igual el gran ciclo del que venimos no hubiera sido de la misma forma a como ha sucedido, tuvo mil novias y muchos pretendientes durante todo ese tiempo pero, conocedor de que por sus características más trenes llegarían, tanto él como su entorno entendieron que acelerar plazos podía ser más perjudicial para todas las partes que no intentar la aventura con apenas experiencia.

Llegado en 2009 pero cedido al club convenido del Aviron Bayona hasta tener 16 años, si bien trabajaba con los cadetes en Lezama, su progresión llamó la atención dentro del club, siendo un diamante en bruto. Es en 2012 cuando, de la mano de Marcelo Bielsa, debuta con el primer equipo, demostrando una madurez y saber hacer impropio de su edad, tomándose en ocasiones algunas confianzas que alguna taquicardia provocaron en San Mamés. Central zurdo de gran salida de balón y excelente rendimiento defensivo, era imposible que a su corta edad no llamase la atención de los grandes, lanzados en los últimos tiempos en una carrera incesante por tener en sus filas a todo lo que se mueve que apunte mínimamente a estrella rutilante de futuro.

Guardiola lo tenia claro ya entonces, y sus mil intentonas hasta conseguir su firma así lo denotan. Es ese perfil de central que le enamoraba. Cada pocos meses le tocaban la puerta, pero Aymeric, agradecido como es con el club que le formó, no se iba a ir de cualquier manera ni momento. Pudo irse y prefirió renovar para que, llegado el momento de un posible traspaso, la cantidad fuera importante para compensar al Athletic. Pudo haberse ido antes pero prefirió esperar a que una nueva generación de centrales subieran del filial y demostraran que podían opositar a cubrir su hueco. Viendo a Unai Núñez y Yeray, duele menos su salida.

Tanto club como entorno supieron cuidarte en tu proceso al profesionalismo, un camino en el que ignoraste cantos de sirena que te hubieran proporcionado fama pero tal vez no te hubieras ganado el respeto que ahora mereces. Porque supiste entender que irte de primeras, siendo un recién llegado al planeta fútbol, podía ser contraproducente, mientras que salir siendo un jugador más maduro y con muchas batallas a cuestas te dará un poso que, a buen seguro, te ayudará a no ser otro fracaso prematuro.

Si hay una espinita clavada en su periplo en el Athletic esa ha sido verse ignorado sistemáticamente por Didier Deschamps de cara a una posible convocatoria con la absoluta francesa, su gran anhelo. Moverse a un gigante con la exposición mediática del Manchester City puede dar ese plus para que, de una vez, tenga su hueco en el combinado galo. A su vez, en su despedida (vía redes sociales porque el Manchester City no le permitió despedirse en rueda de prensa) su agradecimiento y respeto hacia el Athletic imperan a lo largo del comunicado, dejando abierta de par en par la puerta para una posible vuelta futura.

Llegaste siendo un soldado raso al que formar, te vas siendo teniente-coronel y volverás siendo leyenda. Y por mucho que ahora vistas de sky-blue, tu corazón seguirá siendo zurigorri. Disfruta del viaje porque en tu casa siempre tendrás un lugar donde volver. Eskerrik Asko, Aymeric! C’est la vie!

Por @GomilaLopez

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