Corría el minuto 75 de partido y una dura entrada de Zuiverloon sobre Óscar Plano obligaba a Luis César a realizar su segundo cambio del partido y el gallego ordenaba a Javi Ontiveros quitarse el chándal. Pese a las quejas del futbolista madrileño que se veía en condiciones de seguir en el campo, tenía que dejar su puesto al marbellí.
El ex del Málaga entró en el campo como un ciclón ante la ovación del público de Zorrilla. En sólo cuatro minutos provocó la tarjeta amarilla para Mario Ortiz y envió un balón de oro para Mata por encima de la defensa leonesa que terminó en el penalti que, a la postre, dio la victoria al Valladolid.
Ontiveros es el primero en acudir a abrazar al pichichi pucelano como si llevara toda la vida compartiendo vestuario con él. Sabe que está siendo protagonista, que los focos del Nuevo José Zorrilla están sobre él, y eso le encanta.
En el resto de minutos que estuvo sobre el campo, el malagueño dio muestras sobradas de su calidad con el balón en los pies y de su carácter peleón (quizá demasiado). Desquició a los jugadores de la Cultural y tuvo varios «enganchones» con ellos, además provocó otra tarjeta más para Isaac y recibió la suya propia. Sus compañeros lo buscanban y un derechazo desde fuera del área buscando la escuadra arrancando desde la izquierda (su jugada favorita) a punto estuvo de ser el 4-2. Protegió el balón y dejó pasar el tiempo para cerrar el partido y la victoria, algo de lo que carece históricamente este equipo.
En resumen un debut ilusionante que hace pensar que Ontiveros puede ser, si la cabeza no le traiciona, la guinda que le faltaba al pastel ofensivo del Valladolid, un jugador de esos «diferentes» y un lujazo para Luis César en esta segunda división. El jugador ha demostrado en sus primeros minutos que desea ser el líder del ascenso del Pucela; pero paciencia, esto no es como empieza, sino como acaba.