Después de ganar el derbi, tras diez partidos sin conocer la derrota y en un momento de forma sensacional. Parecía no haber mejor momento para dar un golpe encima de la mesa. Era un partido clave, pero no decisivo. Aún hay muchos puntos en juego, pero ayer estaban en juego algo más de tres. La batalla se la llevó el Cádiz con mucha polémica, con un soldado más en el campo. Un factor que condicionó, y mucho, el encuentro. Y pese a ello, los guerreros de Juan Antonio Anquela dieron la cara, llenando una vez más a todos los aficionados de un orgullo inquebrantable. Porque este equipo lucha contra todo y contra todos. Ahora, los asturianos ya piensan en el Albacete.
- Primera derrota después de diez jornadas. Era 18 de noviembre de 2017. El Oviedo viajaba a Valladolid. Un campo donde los azules cayeron por 3-1, después de un partido muy disputado que acabó definiendo el acierto en las áreas. Aquella había sido, hasta ayer, casi dos meses después, la última derrota de los asturianos en LaLiga 1|2|3. Siete victorias y tres empates. Un saldo exquisito para pelear por el ascenso directo. Ayer, en un partido con muchísima polémica, el Oviedo volvió a caer. Y lo hizo después de otra exhibición de orgullo, valor y garra. La derrota fue una pena, sí, pero todo el mundo acabó satisfecho con las ganas que este equipo pone sobre el césped.
- Un equipo con mucha garra. Quedarte con uno menos en el 34′ de la primera parte siempre es duro. Y hacerlo, además, en el campo del segundo, aún peor. La cosa se puso muy cuesta arriba desde el principio, pero el Oviedo supo jugar su partido. Se armó a la perfección en defensa y buscó en las contras y el balón parado la forma de hacer daño. Y precisamente, a pelota parada, llegaba el 0-1. Un tanto al que los locales dieron la vuelta en el tramo final del partido. Primero con un golazo, y después en una acción a balón parado. De esta última se lamentó Anquela en sala de prensa.
- El árbitro condiciona el partido. Era el minuto 34 de la primera mitad cuando el colegiado decidió escribir su nombre en el encuentro. Parecía querer ser protagonista también, como los futbolistas. No hay otra explicación. Porque nadie ve que esa acción pueda llegar a ser merecedora de tarjeta. De hecho, algunos ponen en duda que pueda ser hasta amarilla. Una disputa clara de balón, donde los dos van con todo. Pese a ello, el colegiado se inventó una cartulina roja que, a la postre, condicionó el partido.
- Movimientos tras la expulsión. Quedarse con uno menos siempre implica mover tácticamente al equipo. Y más si se trata de un mediocentro, de uno de los hombres que dan equilibrio al equipo. La primera decisión de Anquela tras la roja fue sacar a Forlín de atrás. El dibujo cambiaba por completo. Los azules pasaron a jugar con cuatro atrás, otros tantos en el medio y Linares en punta de ataque. Algo que el equipo notó. Porque Aarón y Saúl ya no tenían tanta libertad en ataque. Tuvieron que implicarse más de lo normal atrás. Algo que se tradujo en un mayor cansancio. Y por ello, en la segunda mitad, los cambios fueron más bien defensivos. Cotugno entró para formar con doble lateral en defensa, y Verdés para intentar hacerse más fuerte en los balones aéreos. El equipo ganó fuerza, pero perdió creatividad arriba. La expulsión, insistimos, condiciona el partido.
Siempre Saúl
- Saúl Berjón. La estrella que más brilla en el firmamento oviedista. Ayer sumó una asistencia. Un balón precioso, medido, fácil de rematar para un Linares que lo introdujo en la red. Porque quizás Saúl no sea protagonista en cuanto a goles, porque él es quien los da. Reparte alegrías, hasta ahora once, el que más en la categoría. El ‘21‘ volvió a demostrar que está un peldaño por encima del resto. Siempre que la toca pasan cosas. Desborda, juega y hace jugar y se marcha de todo el que se ponga por delante. Semana tras semana, el ovetense sigue demostrando que es de lo mejor que tiene LaLiga 1|2|3.