Ni los más optimistas, ni los mayores especialistas podrían haber previsto que, a estas alturas de la temporada, Javi Moyano iba a ser el lateral izquierdo titular del Real Valladolid. Al principio de la temporada, la dirección deportiva blanquivioleta confió en el canterano Ángel para formar parte, a todos los efectos, de la primera plantilla y, para completar el puesto de lateral zurdo, se hizo con los servicios de un jugador contrastado como Nacho.
El ex del Rayo comenzó siendo el titular, probablemente gracias a su mayor experiencia, e hizo gala de una gran capacidad ofensiva que lo mantuvo en el puesto las seis primeras jornadas.Sin embargo, algunos despiste ofensivos mermaron la confianza en él del entrenador que decidió sustituirlo por Ángel, dejando su participación en prácticamente testimonial hasta ahora.
Tampoco convenció el canterano a Luis César, pese a que disputó siete encuentros como titular en los que el Valladolid recibió 13 goles. La derrota por 0-3 ante el Nástic en Zorrilla fue la sentencia para Ángel que terminó abandonando el club en el mercado de invierno para recalar en la Cultural Leonesa. Nacho regresó a las alineaciones del gallego pero en vista de que los problemas en el lateral persistían decidió apostar por Moyano; un diestro, para el carril zurdo.
El inicio del capitán fue titubeante y suponía más un «parche» provisional en espera del mercado invernal, que una opción real para el resto de la temporada. Sin embargo, desde entonces Moyano no se ha bajado del once titular jugando todos los minutos y, pese a algunos errores puntuales, el ex del Tenerife ha ido ganando en confianza hasta el punto de ser uno de los más destacados de la zaga pucelana. Ni siquiera la llegada de un jugador específico en esa posición como Borja Herrera ha servido para que Sampedro dude de la capacidad de Javi Moyano. Uno de esos jugadores que todos los equipos tienen que tener: cumplidor y solvente donde le pongan. Sin ser un dechado de calidad, el jienense ha recogido el testigo de Mikel Balenziaga cuando, el hoy jugador del Athletic, tuvo que sacrificarse por el bien del conjunto jugando a pierna cambiada en aquel Valladolid de Djuckic que tantas alegrías dio.
Autor: Víctor Fernández (@VictorPucela73)