Transcurridas veintiséis jornadas el Caudal acumula únicamente doce goles anotados. Un registro paupérrimo que explica en gran parte el por qué de la clasificación actual del cuadro mierense, colista a diez puntos del play-out y a catorce de la permanencia. Un registro goleador que en el pasado abocó a los equipos que estaban en la misma situación a un descenso.
Al cuadro mierense se le está agotando el tiempo. Solo restan doce jornadas para intentar revertir una situación clasificatoria en la que cada vez menos creen. Aunque sea muy difícil no es imposible y en el seno de la plantilla todas las semanas se muestran convencidos de que la situación puede revertirse. Para ello la teoría parece muy fácil: ganar partidos y que tus rivales no lo hagan. El problema surge en la práctica. Para ganar partidos hay que marcar goles y ese es el problemas del Caudal, que no los marca.
Además en ese plano tiene una peligrosa dependencia. De esos doce goles a favor, cinco los ha logrado Iker Alegre. El veterano extremo gijonés es el máximo artillero caudalista y el único que puede decir que ha logrado anotar más de un gol. Ningún otro goleadores de la plantilla: Yosu Camporro, Polaco, Cristian, Alberto Gómez, Catú, Borja Prieto y Adrián Llano, pasan de un gol anotado.
El dato es demoledor y la historia no es nada halagüeña con el Caudal si se mira atrás. Consultando los libros de historia vemos que un registro tan pobre en goles a favor lo protagonizaron otros nueve equipos previamente. El Caudal es el primero en hacerlo desde la temporada 2013/2014 que lo hizo la Peña Sport. El cuadro de Tafalla fue el último que a éstas alturas llevaba tan pocos goles.
Todos los equipos que a falta de doce partidos llevaban esos mismos goles, doce, acabaron descendiendo. Todos lo hicieron de forma directa, salvo el Mirandés de la 2004/2005. El cuadro de Anduva logró colarse en el play-out cuando solamente descendía un equipo de los cuatro que se clasificaban. Cayó en ambas rondas; primero con la Gramenet (en penaltis tras 1-1 global) y consumó su descenso al caer por el mismo global frente al CF Talavera. El gol del cuadro manchego en Anduva condenó al cuadro de Miranda de Ebro al descenso.
Pero hubo equipos que incluso llevaban menos goles a estas alturas
Sin embargo el guarismo goleador del Caudal no es ni mucho menos el peor de la historia a estas alturas. Ese «honor» recae en el FC Andorra de la temporada 1997/1998. El cuadro andorrano llevaba, tras veintiseis jornadas, solo ocho goles anotados. El cuadro andorrano batió con ese registro el que tenía el cuadro cántabro del Santoña CF desde la temporada 1988/1989. Fue la única temporada que el cuadro de la localidad costera cántabra llegó a militar en Segunda ‘B’.
Todo hace indicar que el Caudal no obrará el milagro. Pero en esa difícil batalla el espejo en el que debe mirarse con los números que lleva es el del Mirandés de 2005. Cierto es que la situación del cuadro de Anduva no era tan dramática en puntos. Estaban a cinco puntos del play-out con doce encuentros por jugarse, mientras que el Caudal tiene un déficit de puntos del doble, diez.
En ese tramo final de temporada los mirandesistas lograron cinco victorias, cuatro empates y tres derrotas. Lo hicieron también mejorando su registro anotador, pues materializaron dieciséis goles en ese tramo final. Porque sin goles no hay victorias; y sin victorias no hay permanencia posible para el Caudal. Ni para nadie.