Enrique Castro Quini, quien dará nombre al estadio del Sporting de Gijón, ha fallecido a causa de un infarto. En estos días, allegados y conocidos del Brujo no dudan en dedicarle palabras emotivas y recordando su persona. Ni una sola muestra se conoce de rencor hacia el fabuloso futbolista. Meses antes del fatídico desenlace, habló en privado con Ismael Díaz Galán (que su amigo grabó) sobre temas humanos: cómo le gustaría ser recordado, el legado de su vida… Una herencia inolvidable.
Su tendencia a relativizar. «Hay que darle a las cosas la importancia que realmente tienen. Sólo tenemos clara una cosa en esta vida: todos vamos para el mismo sitio»
Lo único importante en la vida es hacer amigos
Su vida. «Es un privilegio haber sido futbolista. Una fortuna. Quizás lo es más aún ahora que antes, por la cantidad de dinero que se mueve. Existe un abismo con esta época y con la nuestra, pero eso no es lo relevante. Esta profesión es el marco perfecto para conseguir lo fundamental de la vida: crear amistades, hacer amigos y tener la emoción, vayas donde vayas, de poder encontrarte con gente que quizás hace veinte o treinta años que no ves y poder darles un abrazo. Eso es lo más bonito que te entrega la vida. Eso es lo que yo estoy viviendo desde hace años y es algo maravilloso».
«He pasado por muchas etapas en mi vida. Algunas extremadamente complicadas que me han hecho pensar de manera distinta. Veo las cosas distintas a cómo las veía. Las dos operaciones que tuve de cáncer me cambiaron la perspectiva de la vida y la manera de pensar. Veo que hay gente que se preocupa mucho por cosas que a mí no me dicen nada. ¿Cómo es posible que eso le parezca un problema?, pienso muchas veces. El fútbol ahora lo vivo con más frialdad, lo veo desde otra perspectiva. Los golpes de cambian y cuando ves la muerte de cerca te hace retroceder, pensar y ver la vida de otra manera y ver que hay cosas más importares que ganar empatar o perder un partido o meter un gol».
El fútbol moderno. «Estamos perjudicando al fútbol. La gente no se da cuenta de que lo están matando. Han matado la base y eso es un error que estamos cometiendo y no nos damos cuenta, porque a la mayoría de la gente que se está metiendo en el fútbol, no ha sido deportista, nunca lo ha vivido y ahora ya sólo importa como negocio. Por eso digo que al fútbol lo están matando, nos estamos equivocando en todo los sentidos. En el fútbol hay cosas muy bonitas, pero nunca las sacamos. Siempre se pone el foco en lo malo, en lo que pita un árbitro, en una agresión… Un acto bueno no lo repetimos nunca. Y eso debe hacernos reflexionar. El fútbol está para ayudar a la sociedad con sus actos buenos. Hay que darse cuenta que detrás de cada imagen hay miles de niños que lo copian todos. Debemos ser más responsables».
Mensaje a los jugadores. «A los que son famosos, a los que son figuras y están en el fútbol, les pediría que estuvieran un poco más cerca de los aficionados. De la gente de a pie y sobre todo, de los niños. Cuando hay chavales que te esperan en un hotel o a la salida de un estadio en un pasillo, hay que chocar la mano a esa gente. O tocarles la cabeza, porque esa gente no duerme pensando en fútbol, en su equipo y en sus ídolos. Hay críos en medio de un frío impresionante que están con un papel y un bolígrafo esperando una firma en la puerta de cualquier hotel. Hay muchos jugadores que pasan de largo, y me parte el alma. Eso lo vivo yo todos los fines de semana y me duele profundamente. ¡No se puede fallar a los aficionados! ¡No somos nadie sin el público! Hay que estar cerca de gente y qué menos que darles la mano. Con humildad, con respeto. Hay jugadores que dicen que es algo pesado y yo siempre les digo: «Son diez minutos o veinte como mucho, haces felices a los seguidores y lo echarás de menos cuando lo dejes, ¡vívelo como un regalo!». Veo cosas que fallan. Hace falta más sensibilidad con la gente que te defiende.