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La verdadera pizarra de Baraja

Parece que hace no demasiado tiempo, muchos seguidores del Real Sporting se llevaban las manos a la cabeza al escuchar hablar de Rubén Baraja como posible sucesor de Paco Herrera. He de reconocer que entre ese amplio abanico me incluyo. La decisión me pareció arriesgada, un cambio drástico de proyecto, de un entrenador con amplia experiencia en la categoría y unos métodos más clásicos, a un espíritu revolucionador que ha sabido compensar esas carencias de experiencia con trabajo, pasión y ganas, algo que enamora a El Molinón.

Han pasado 84 días desde que el Real Sporting hizo oficial la contratación del técnico vallisoletano y su equipo de trabajo, y no han dudado desde el primero sacar el mono de trabajo y ponerse manos a la obra. El reto era difícil, una plantilla sin ambición ni ganas en el campo, un vestuario destruido después de dos veranos de idas y venidas, y una afición desencantada y desanimada por el juego del equipo.

El golpe de timón elegido por la dirección deportiva ha surtido el efecto deseado; ha reenganchado a la afición, ha creado ilusión y ha demostrado compromiso. Desde el cambio de entrenador, el Sporting suma 22 puntos en 11 partidos, sólo superado por el líder, el Huesca, con 23. Además, es el segundo equipo más goleador por detrás del Rayo Vallecano, y el tercer equipo menos goleado por detrás de Cádiz y Albacete.

El Pipo está poniendo en práctica una medida «media inglesa», los partidos en casa se cuentan todos por victorias demostrando superioridad y confianza, y fuera…hasta ahora se ha visto limitado, pero ha conseguido 4 puntos en sus dos últimas salidas. Lo dicho, una perfecta media de 2 puntos por partido.

Quién iba a decir a los seguidores sportinguistas viendo los precedentes de Baraja con el Rayo y el Elche que iba a ser capaz de darle la vuelta a la situación de esta forma. Pero bueno, ni antes éramos la última mierda que cagó Pilatos, ni ahora somos el Bayern Leverkusen.

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