8 de marzo del 2017, un día que todo el barcelonismo recordará con emoción y alegría, noche donde los sueños se alcanzaron, donde se culminó la remontada histórica del Fútbol Club Barcelona sobre el París Saint-Germain, en la Champions League, noche mágica donde fuimos testigos de un partidazo, de un juego cardíaco, noche donde el mundo aprendió que si a alguien nunca hay que dar por muerto, es al Barça.
El partido comenzó y al minuto 2, muy rápido en el partido, el uruguayo Luis Suárez se encontró con un balón en el aire ante la mala salida del portero, metiendo el primer gol de la noche, encendiendo las esperanzas de una remontada. En el minuto 40, en una enorme jugada de Andrés Iniesta, con un taconazo, provocó que Marquinhos metiera el balón en su propia portería y generar el 2-0.
Al minuto 50, el astro argentino, Lionel Messi marcaría desde los 11 pasos para acercar al conjunto culé al objetivo, sin embargo en el minuto 62 del tiempo corrido, en un contra golpe, el equipo francés encontró el hueco donde Cavani, de un zapatazo, mandó el balón al fondo de la red, obligando al Barcelona a meter un gol más, puesto que debido al gol de visitante, se debían anotar 6 goles.
Con el marcador 3-1 y el global 3-5 en el minuto 86, las esperanzas parecían diluirse ante la idea demarcar 3 goles en menos de 5 minutos, pero al 87, Neymar marcó un golazo de tiro libre, colocó el balón en el ángulo superior derecho de la portería de Kevin Trapp, el marcador era 4-1, 4-5 el global y aún con la necesidad de 2 goles en 3 minutos, más el añadido.
Al 89, Messi centró el balón en busca de un remate del delantero Luis Suárez, pero Marquinhos, defensa del PSG, derriba al uruguayo con un codazo, ¡PENAL! dictaba el árbitro. Neymar cobró y anotó, al minuto 90, para encender de nueva cuenta las ilusiones de la afición, el partido se ponía 5-1 (5-5). Cinco minutos fue el tiempo agregado, 5 minutos y 1 gol definiría esa delgada línea donde estaba el Barcelona, entre la eliminación y los cuartos de final.
Minuto 4:30 del agregado (94:30 del tiempo corrido), Neymar centra el balón y Sergi Roberto se lanzó, conectando el balón con la punta de su botín derecho, generando la suficiente fuerza para que el esférico pase por encima del arquero y la precisión exacta para que no rebase el travesaño y se incruste en la red. “¡GOOOOOOL!” fue el grito que hizo retumbar al Camp Nou, a España y a todo sitio en el mundo donde un aficionado del Barça veía el partido.
El FC Barcelona había culminado la proeza imposible, la hazaña, el milagro, Guardiola tenía razón: «nunca hay que dar por muerto a Barca»; se consiguió una de las remontadas más históricas en la historia del fútbol, y junto a la final de la champions league entre el Liverpool y el AC Milan de la temporada 2004-2005, la remontada más importante en la historia de la UEFA.
Polémica arbitral o no, justa o injusta, aficionado o no, pero no podemos negar que fue un partidazo, y que para todo amante del fútbol fue un espectáculo. El equipo azulgrana salió a ganar el partido, se atrevió a soñar, jugó con el corazón en la mano, nos ilusionó, nos hizo soñar y nos enseñó que mientras exista 1% de posibilidades siempre hay que tener el 99% de fe.
Por Diego de la Vega.
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