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Los irreductibles del Che

La influencia del entrenador Néstor García en Montakit Fuenlabrada… y de otros entrenadores de los que nunca oiremos hablar.

Es curioso que hoy en día, cuando la información está a disposición de cualquiera de nosotros (bendito internet) y además nos llega de forma casi inmediata, se produce con mayor fuerza ese fenómeno por el cual profesionales muy destacados son prácticamente desconocidos para el gran público.

No digamos ya si hablamos de baloncesto, donde aparte de ACB, Euroleague y NBA, poca información de enjundia y documentada nos llega…

Esto me lleva hay al caso de Néstor “Che” García, un entrenador argentino con una trayectoria destacadísima en Sudamérica, que llegó a nuestra Liga casi de puntillas, sin hacer ruido ni provocar grandes titulares, casi sin hacerse notar salvo para los realmente entendidos… para luego protagonizar un tremendo y magnífico quilombo en ACB al mando de su asombroso Montakit Fuenlabrada.

Hasta el momento, podríamos decir casi por aclamación que Montakit Fuenlabrada es el equipo revelación de la temporada. Se metió en Copa del Rey con un juego firme, y allí compitió contra los anfitriones de Herbalife Gran Canaria que tuvo que llegar hasta unos impresionantes 107 puntos para batir a un Fuenlabrada a quien sin duda miró un tuerto y no pudo contar en el partido con algunos de sus jugadores más destacados, empezando por ese pequeño diablo de 35 años y apenas 1,80 metros llamado Marko Popovic.

Pero no se quedó ahí: en este momento Montakit Fuenlabrada es equipo de play-off con uno de los presupuestos más bajos de la categoría y después de varios años rondando el descenso.

El que Fuenlabrada y el Che se hayan unido debe ser una de esas jugadas del destino. Fuenlabrada lleva ya muchos años siendo una ciudad de referencia en el baloncesto español. Me consta que la labor que realizan en categorías inferiores es excelente, y la comunión con su afición (dicen que la más ruidosa de ACB junto con la de San Pablo Burgos) es un ejemplo a seguir.

Quizá todo empezó 27 años atrás cuando el Partizan de Belgrado, un equipo de imberbes comandados por un novato de los banquillos llamado Zeljko Obradovic, tuvo que jugar en Fuenlabrada sus partidos como local en Euroliga debido a la terrible guerra de los Balcanes… y desde allí acabó ganando el título ante Joventut con el famoso triple de Djordjevic.
Por cierto, más adelante hablaremos también de Obradovic (como no).

En el caso del Che García, si miramos su historial reciente, también podemos recordar los partidos amistosos entre su selección venezolana y nuestra selección española candidata a todo. A priori, podríamos pensar que aquellos eran partidos “fáciles” para los nuestros… y luego nos encontramos con un equipo venezolano muy físico, agresivo en el buen sentido, con gran determinación, un equipo que no se rendía, que no hacía caso a algunas de sus limitaciones, que no se dejaba impresionar por el rival, que no le importaba si era un amistoso o la final de los Juegos Olímpicos… Los nuestros también pelearon, que si algo caracteriza a España es que logró poner nervioso a la todopoderosa NBA. Pero volviendo a Venezuela, que casualidad que más tarde ganaron el Fiba América… Si, lo están leyendo bien: Venezuela ganó el Fiba América (nuestro Eurobasket, para entendernos).

Sigue habiendo gente que opina que los entrenadores tienen poca o casi ninguna influencia en el juego de sus equipos. Que no tienen mayor importancia, salvo para llevarse todos los palos sobre cualquier aspecto que no funcione a satisfacción del respetable. Aclaración: en este contexto “el respetable” no es “toda” la afición, como se suele pensar, sino un conjunto de personas que representan únicamente a aquellos que hacen mucho ruido, que escriben soflamas en redes sociales, que se mueven siempre en función del último resultado y que envían mensajes a programas presuntamente deportivos donde la única competición que se analiza es la de quién grita más o dice más tonterías… Para ese tipo de gente el entrenador es siempre el que tiene la culpa.

El que los entrenadores no son importantes parece una de esas canciones del verano, siempre vuelven… Bien, pues yo creo todo lo contrario: los buenos entrenadores marcan a los equipos con su personalidad, más allá de disquisiciones tácticas.

Los equipos suelen ser reflejo de la personalidad de su técnico y este Montakit Fuenlabrada cuya trayectoria está llamando la atención tiene esas características que tanto nos gustan a algunos: aguerrido, solidario, valiente, fresco… los jugadores se mueven sin ningún tipo de complejo y compiten contra quien sea. Este año, sin ir más lejos, le han apretado las clavijas a prácticamente todos los “grandes”…
Y todo esto, además, consiguiendo unos resultados globales que podríamos calificar como extraordinarios y gustando a prácticamente todo el mundo. Algo nada fácil…

Como decía, creo que un buen entrenador marca a su equipo, sea de la categoría que sea. Y no solo ocurre con los entrenadores de élite.

Permítanme que les ponga el ejemplo de mi amigo Gonzalo. Gonzalo está al mando de un equipo de la liga municipal de Madrid. Nos conocemos desde hace años, y de hecho ya nos enfrentamos en categorías inferiores donde ya conseguía sacar el mejor partido de sus jugadores… Ganando o perdiendo, funcionaban como un equipo. Y hoy también.

Gonzalo es de ese tipo de entrenadores (permítanme que parafrasee a uno de mis favoritos allá por 2007) que… “se concentra en el trabajo, busca la complicidad de los jugadores, distribuye las camisetas en función del mérito y evita las decisiones demagógicas. Más allá de cuestiones de gusto, es un entrenador que sabe gestionar los momentos convulsos. Un entrenador que construye equipos capaces de competir.»

Hay muchos tipos de entrenador. La mayoría se parecen: los hay cuyo sistema fundamental es jugar el pick&roll frontal (trending topic 1 en Euroliga), otros que se la juegan desde el triple (trending topic 1 en NBA), muchos otros aún lo basan todo en el juego al “tran-tran”, ese de ritmo pausado y cansino (véase algún equipo griego de campanillas) combinado con una defensa férrea y arisca…
La mayoría de entrenadores consiguen que sus jugadores se adapten a su sistema, pero los entrenadores verdaderamente grandes son aquellos que se adaptan a sus jugadores, a sus características, y hacen que todos piensen como uno.

El gran entrenador Ignacio Pinedo, que falleció a consecuencia de un infarto que sufrió en cancha dirigiendo al Real Madrid, dijo algo muy sabio: “Un equipo es un 30% de táctica, técnica y estrategia, el resto es dirección de grupo”. Las personas por encima de todo.

Pero no nos vayamos tan atrás. Si lo prefieren, podemos buscar una referencia actual y citar al ganador por antonomasia, el gran Zeljko Obradovic. A Zeljko le han preguntado muchas veces cual es el secreto de su (permanente) éxito: “los jugadores”, contesta siempre.
No puede ser casualidad…

El equipo del Che García, como el de Gonzalo, compite siempre, juega a ambos lados del campo, sorprende con defensas cambiantes, ataca con valentía y variedad (con mayor o menor acierto, como todos) y nunca nunca se va del partido. Y sobre todo, sus equipos escuchan. El gran mérito de estos entrenadores es conseguir que sus jugadores le escuchen, que se concentren en el mensaje común, que se convenzan de que lo fundamental es el EQUIPO.

El Che García ya es un grande, más allá de los merecimientos que ha conseguido en Sudamérica y los que conseguirá con Montakit Fuenlabrada. Pero créanme, hay muchos otros grandes entrenadores por ahí. Por supuesto, es difícil que lleguen a la élite, pero tengo claro que si lo hicieran lo harían muy bien porque mantendrían su personalidad y seguirían creyendo en sus jugadores.

Este tipo de entrenadores son siempre importantes.

@AlfredoNoya

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