Tenemos que retroceder hasta finales del año pasado para escuchar las primeras primeras impresiones sobre esta temporada. Se presentó Anquela, llegaron fichajes y se renovó la ilusión. Pero entre el oviedismo había otro tema, de un jugador que ya estaba en la plantilla. Era Saúl Berjón. Un canterano de nuevo en casa. Su aterrizaje en Oviedo llegó acompañada de un gran entusiasmo. Y fuimos muchos los que dijimos que este año, con una buena pretemporada, mostraría su mejor nivel. A las pruebas me remito.
La temporada de Berjón, hasta la fecha, es para enmarcar. El mejor futbolista de los suyos sin ninguna duda. Decisivo, determinante, desequilibrante. Y Juan Antonio Anquela lo sabe, por eso le pide muchas veces un poquito más. Porque él es, en palabras del jienense, de «los buenos». De esos futbolistas «que siempre salen en las fotos de los goles». Y Saúl no rehuyó esta responsabilidad. Se echó al equipo a su espalda desde el inicio. Y poco tardó en demostrarlo, con tres goles en los dos primeros compromisos ligueros.
Y visto lo visto, a nadie le asusta decir que no hay mejores futbolistas que él en la categoría. Quizás como el ‘21‘ haya varios, en esa misma línea. Pero, por encima, ninguno. Lo que el ovetense da al equipo, su eficacia y su importancia en el juego la tienen pocos. Su clase, su calidad y su manera de elegir cada momento sin equivocarse le hacen estar en la élite de Segunda División. Porque la base de que el Oviedo esté en playoff es, en buena parte, culpa suya.
Asiste, marca y juega
La temporada de Saúl en el Oviedo pocos la pueden igualar. Porque en primer lugar, es un jugador de equipo. Lejos de buscar individualidades, de querer todo el protagonismo o de pecar de algo de egoísmo, el canterano siempre busca apoyos. Y siempre lo hace partiendo desde la banda izquierda. Un aspecto que a muchos extraña. Porque, con esa calidad, ¿cómo no es que no juega por dentro? Fácil. Sus experimentos en la mediapunta no salieron del todo bien. Se siente mejor en banda. Desde ahí parte en diagonal hacia adentro para hacer daño. Ahí es donde siempre la pide, se ofrece, juega y hace jugar al equipo. Ahí es donde marca los tiempos del partido. Decide a qué ritmo se juega, cuando se acelera y cuando hay que conservar el balón.
Desde la banda también se ha convertido en el máximo asistente de la categoría. Suma 12 pases de gol. Algunos en jugada, con pases que son más bien propios de otra categoría. Otros, en una de sus especialidades, el balón parado. Porque el Oviedo saca el máximo petróleo de este tipo de jugadas siempre. Y no es de extrañar que hombres como Carlos, Christian o Forlín lleven tantos o más goles que algunos futbolistas de la parte de arriba.
Y hablando de goles, Berjón también ha levantado a los suyos para media docena hasta la fecha. Algunos decisivos, como el del Nástic, otros de gran factura, como el de Almería y otros con una pizca de suerte, como el que le marcó a los almerienses en el Tartiere, aunque el acta recoge que el tanto es del guardameta en propia portería y por tanto no se lo concede a Berjón. Por todo esto, por su liderazgo en el vestuario, su importancia dentro y fuera y club y multitud de cosas más, a nadie le asusta decir que este es el Oviedo de Saúl.
Imagen destacada: laliga.es