GP de Azerbaiyán: El Destino
Te preparas, planeas, corres y das lo mejor de ti… Pero a veces el destino nos tiene guardado algo diferente.
La Fórmula 1 se ha caracterizado a lo largo de su historia, por guardar cierto tipo de mística en cada Gran Premio que corre. Unas veces es el clima, otras veces el factor humano y en muchos otros casos “la suerte”, esa suerte que solo se atribuye a los grandes campeones pero que en cualquier momento te puede tocar, para bien o para mal.
El Circuito de Baku ha acogido tres carreras de F1 bajo dos denominaciones diferentes: GP de Europa y GP de Azerbaiyán. Si bien como GP de Europa fue una carrera más, en la que nos quejamos hasta el cansancio por la pésima preparación de sus comisarios de pista, desde que se celebra como GP de Azerbaijan (2017 y 2018) nos ha regalado espectáculo, del bueno y del que no se ve todos los días.
Todo comenzó el viernes. Pista falta de grip, mucho viento y salidas de pista en todas las frenadas fuertes. El sábado, vino la primera jugada del destino: Kimi Raikkönen se transformó en el auto a batir en Clasificación, hizo récord en el sector 1, los aplastó a todos en el sector 2 y, cuando iba a una Pole segura, un error a la salida de la curva 16 le dejó apenas 6° en la parrilla de salida.
La carrera comenzó con los ya típicos afanes y toques de la primera vuelta, es más, de las primeras tres curvas. Todas a 90° y en las que pisas el acelerador a fondo, frenas, doblas. Aunque algunos quieren ganar más de lo que pueden y echan al viento su suerte… y la del resto.
Por cosas del destino o no, Raikkönen y ‘Checo’ Pérez tuvieron sendos incidentes en la vuelta 1 que les mandaron a boxes a cambiar de gomas y estrategia. Al tiempo, Alonso, con un McLaren mal herido, regresó a pits por amor propio, arrastrándose en dos ruedas, buscando cambiar su destino.
Mientras tanto adelante, los Red Bull, comenzaron a trazar el suyo. Se pasaron, se tocaron, se bloquearon, todo ante la atenta mirada de Adrian Newey, un hombre que ha hecho pelear a más de uno por sus creaciones, puesto que todos quieren demostrar que pueden “domar a la bestia”.
Con una parte media de carrera algo lineal, el destino pronto terminó de labrar lo que comenzó a escribir desde la primera vuelta.
Por cosas de la vida, Verstappen hizo un overcut a su compañero Ricciardo, quien un par de vueltas después, trató de recuperar el lugar que con tanto esfuerzo había ganado. El resultado: un toque a más de 330 Km/h y ambos autos fuera de carrera. Jugaron con fuego, trazaron su destino, obtuvieron lo que buscaron. A casa con 0 puntos en el campeonato de constructores.
Lo cierto es que la casa austríaca tuvo tiempo para cambiar su destino, pero se abstuvo de hacerlo. La indecisión los deja con su segundo doble retiro en tres carreras, cuando apenas habían tenido 1 en más de 5 temporadas.
El Safety Car que provocaron los Red Bull, jugó en favor de Mercedes y Bottas, quien, por cosas del destino, devolvió a Ferrari lo que les robaron en Australia, cuando el Virtual Safety Car había ayudado a los italianos.
En el relanzamiento, Vettel sintió que su destino era ganar un Gran Premio que había liderado a placer, arriesgó, se equivocó y dejó servido todo a los Mercedes y a Raikkönen, encontrándose fuera del podio en menos de dos curvas.
Pero el destino, la suerte, la vida, la ley de la causalidad, el azar, como lo quieran llamar, no había jugado su última carta: Valtteri Bottas, liderando la carrera, pinchaba a 3 vueltas del final y se quedaba con las manos vacías. Venía para liderar el mundial. Venía para callar bocas. Venía para plantar cara. Pero no, el destino no se lo permitió.
Finalmente, recordando aquella vieja frase que dice “la suerte de campeón”, tenemos que decir que aplica perfecto para Lewis Hamilton. La F1 le ha dado y le ha quitado mucho, pero en días como el de Baku, le da algo más que solo un triunfo.
Sin tener un fin de semana brillante, de hecho sin tener un 2018 destacado, el británico ganó su primera carrera de la temporada, su victoria No. 63, la primera desde el GP de EEUU en Octubre de 2017, se colocó líder del mundial y está, ahora mismo, 30 puntos por delante de Bottas.
Tres vueltas antes, estaba siendo superado en todos los aspectos por el finlandés. Pero el destino mostró su cara, movió las cartas y ganó el elegido.
Raikkönen y Pérez completaron un podio merecido luego de quedar en el fondo al término de la vuelta 1. Alonso sumó puntos tras estar casi fuera de carrera en ese mismo giro inicial.
Leclerc da pincelazos de lo muy bien que se habla de él y suma puntos para Alfa Romeo Sauber, por cierto, un monegasco no sumaba en F1 desde ¡1950!
Brendon Hartley también sumó sus primeros puntos en la máxima y es el primer neozelandés en hacerlo en casi 42 años.
El inicio de la temporada 2018 nos hace recordar lo mejor de la historia de la F1: la mística, la suerte, el factor humano, la heroica. Afortunadamente las cuatro primeras carreras han sido más de adelantamientos, roces y golpes de escena, que de Halos, Pirellis, Whitings.
La F1 viaja con destino a Barcelona, todos llegarán a España con la Fe intacta, las esperanzas renovadas y esperando que el destino, solo por una vez, juegue de su lado.
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