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Plin caja, el bienvenido Mr Marshall del fútbol moderno

Con la llegada del fútbol global, del dominio del fútbol parabólico sobre el fútbol de barrio y campo de tierra y de la prevalencia del «soccer bussiness» sobre el balompié, asistimos, cada vez menos perplejos, a un rosario de partidos sin interés deportivo, sin atracción mediática y sin utilidad técnica, táctica o física para los entrenadores y demás miembros de cualquier equipo técnico. La única finalidad, de mayor importancia para cúpulas directivas que para el de la bufanda y bocata de tortilla de patatas, es pecuniaria, el Bienvenido Mr Marshall del fútbol moderno, el plin caja que decía nuestro añorado Luis Aragonés.

Un Valencia globalmente desarraigado

El Valencia CF, envuelto en ese aura de globalidad que quiere impregnarle su máximo mandatario desde su poltrona en Singapur a 12.000 km de distancia, disputará esta tarde un encuentro contra el equipo de un jeque amigo, contra unos cuantos futbolistas que jugarán el partido ante su público y con el fin de vencer a un potente equipo europeo.

Quizá sean más rentables a nivel económico este tipo de enfrentamientos, pero solo si miramos el fútbol desde el corto plazo. Un club como el de Mestalla ha tenido siempre un arraigo social muy ligado a los diferentes pueblos que, diseminados por toda la Comunitat Valenciana, esperaban con ansia la llegada del verano para ver a su equipo, al que hinchaba su pecho cada domingo y llenaba de lágrimas sus ojos con cada derrota, en el recién estrenado campo de su localidad, en el recién plantado césped de su nuevo campo o con la moderna iluminación que permitía disputar partidos más allá de la caída del sol.

Y a los que no podían disfrutar de esa proximidad, siempre les quedaba un trofeo Naranja a precios más que populares para poder llevar a toda la familia y ver de cerca a sus ídolos, ídolos que permanecían el suficiente tiempo en su club como para que los padres pudieran explicarles a los hijos las virtudes, defectos y demás anécdotas que pasarían a formar parte del imaginario colectivo blanquinegro.

Mr Marshall ya no es el rico americano

Con partidos como el de hoy, en un horario en que los niños están entrenando en las escuelas de fútbol base, los entrenadores haciéndose cargo de ellos y los padres sentados en la grada mirando las evoluciones de su progenie, es posible que el club de Artes Gráficas se globalice, quizás llegue a convertirse en un icono mediático allá donde vaya, hasta es probable que los niños de esos países se compren camisetas por internet y lleven nuestro escudo en su pecho, pero Mestalla está cada vez más vacío, Paterna cada vez más lejos de los parroquianos blanquinegros y los jugadores más y más fugaces en su breve paso por nuestro equipo.

Los niños valencianos pierden referentes, no tienen tiempo de  aprenderse una alineación, no pueden acercarse a verlos entrenar ni a pedir autógrafos más que dos o tres veces al año. Está tan cerca un niño de Qatar como lejos uno de Requena y esa desafección hacia lo propio provoca una afección hacia lo global, y en eso, queridos rectores globalizadores, tenemos perdida la batalla antes de empezarla contra equipos con mucha más maquinaria mediática y mayor músculo económico.

Errare humanum est decían los clásicos. Bien, de humanos es errar como de sabios es rectificar. En sus manos está, en la política de comunicación del club, en la estrategia de marquéting, en el día a día de la entidad. Háganlo fácil para sus seguidores, fidelicen a los más próximos que son los que llenarań Mestalla cada dos semanas. Hay un dicho valenciano que reza lo siguiente : » Forasters vindran que de casa ens trauran». A ver si pueden averiguar su significado.

Foto destacada: isecpost.com.ar

@VicentSarrion

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