Athletic Club y Espanyol cerraron sus respectivas temporadas con un 0-1 para los visitantes en un partido que, más allá del gol y un par de ocasiones esporádicas, fue bastante aburrido y soso, propio de dos equipos que tienen poco, que no tienen nada en juego. Ninguno de los dos fue especialmente intenso, pero en el caso de los catalanes les valieron un par de arreones para llevarse el partido.
Pese a lo mencionado, había un equipo que sí que se jugaba algo que no tenía nada que ve con puntos ni puestos en la tabla, sino con el honor. Los aficionados del Athletic acudieron a San Mamés con la expectativa de al menos ahogar penas tras una desastrosa temporada en la que ha habido más pitos que aplausos en La Catedral. Sin embargo, una vez más pasó lo mismo y los de Ziganda, quien se sentaba por última vez en el banquillo rojiblanco tras comunicarse que no continuaría la temporada siguiente, volvían a caer con una imagen absolutamente lamentable.
La temporada del Espanyol, por su parte, tampoco ha sido como lo que se esperaba. El objetivo de las competiciones europeas se diluyó debido a la trayectoria errática de los pericos en la competición. Independientemente de los buenos resultados cosechados a partir de la marcha de Quique Sanchéz Flores, los pericos no han logrado finalmente aspirar a los puestos de arriba. Por destacar, la nueva titularidad de Gerard Moreno que seguramente sea la última con la camiseta del club.
En lo que se refiere al partido, el comienzo es lo que más se recordará, con el gol de David López. Un saque de esquina derivó en un gran remate de cabeza del barcelonés que marcó su único gol de la temporada. Marcador en contra para los bilbaínos desde muy pronto que inutilizó la moral de los jugadores ante la posibilidad de encontrarse con otra debacle, que finalmente ocurrió.
El Espanyol, sabedor de esto, supo gestionar bien el juego de manera que fueran los propios locales los que se autodestruyeran a base de impotencia y presión. El control de los leones, que hoy bien podrían haberse ganado el nombre de gatitos, no tenía ningún sentido, con un Williams fallón, un Vesga perdido y un Aduriz desaparecido. Tan solo una ocasión alrededor de la media hora por parte del último, cuando recibió un pase dentro del área y que no supo definir con su habilidad habitual.
Los minutos pasaban como el viento, pero el verdadero viento era el causado por los pitos de la afición, incesantes durante casi todo el partido. Los contragolpes visitantes pudieron ahondar más en la herida pero eso, entre intervenciones de Kepa y fallos propios de Gerard y Piatti, no aconteció.
Llegaba el descanso y la verdad es que no había mucho para la reflexión. No muchas ocasiones y un juego correspondiente a dos equipos que no se juegan nada. Se esperaba más el posterior partido del Bilbao Athletic-Villarreal B, partido de eliminatoria para el ascenso a Segunda División, que la segunda parte del partido que todavía estaba por terminar.
No cambió la temática en casi toda la segunda parte, pero si hubo un par de acciones a resaltar, sobre todo una genialidad de Leo Baptistao, que fue capaz de dejar plantado a tres defensores para luego cedérsela a un Gerard que apenas pudo chutar con tantos jugadores a su alrededor. Después, el Athletic tomó el control del partido para intentar empatar, pero sin lograr profundizar y menos definir. Pudo existir un penalti a favor de los visitantes en una jugada en la que nuevamente Baptistao iba solo contra Kepa, pero el almeriense David Fernández Borbalán, que hoy arbitraba su último partido como profesional tras tres décadas de carrera, no señaló nada.
Y por último, nada de nada en los últimos minutos. Dos ocasiones casi consecutivas por parte de Aduriz y del recién entrado Melendo fueron las que pusieron el broche, que en esta ocasión no era para nada de oro, al último partido de la temporada para pericos y leones.
No sería posible poner fin a esta crónica sin destacar nuevamente los pitos por parte de la afición rojiblanca. Pese a que el número de aficionados distaba mucho de llenar el campo, la pitada fue atronadora, tanto para jugadores como técnicos. Hubo buen detalle por parte de las dos aficiones aplaudiendo a Fernández Borbalán, pero ahí se quedó todo: En poco más que nada.
Por @fido_95