A nadie se le escapa que lo que han hecho los integrantes de la plantilla del Sporting ‘B’ es algo histórico. Un grupo de jugadores jóvenes que han logrado que veintiun años después el filial rojiblanco dispute una fase de ascenso. Pero esfuerzo de los jugadores a parte, hay otro factor que está teniendo una importancia capital en los últimos partidos. Su entrenador y su pizarra.
José Alberto López es uno de tantos entrenadores jóvenes. Esos que cada vez con más frecuencia empiezan a florecer en el panorama técnico español. Recién cumplidos los 36 años, el ovetense cumple su segunda campaña entrenando al Sporting ‘B’. La temporada pasada logró ascender al filial desde la Tercera División a la Segunda División ‘B’. Una división en la que este año está logrando que el segundo equipo rojiblanco entre en la historia centenaria de club gijonés.
Dos temporadas muy exitosas, pero no solo a nivel de resultados, sino a nivel de formación. Cabe recordar que en estos dos últimos hasta seis jugadores del filial han tenido minutos en el primer equipo. Algunos de ellos, con actuaciones importantes incluso. Tanto los resultados, como la buena formación de los jóvenes se debe a un metódico trabajo que le hace exprimir al máximo el potencial de su plantilla. Pero también a demostrar una riqueza táctica y de estilos de juego muy diferentes.
Esta temporada se ha visto un Sporting ‘B’ jugar bajo distintas disposiciones tácticas. Desde el 4-3-3, al 4-4-2 pasando por el 4-2-3-1 entre otros. No ha habido un dibujo base. Pero tampoco un estilo. También hemos visto un filial capaz de dominar un encuentro a través de la posesión, como le hemos visto prácticar un fútbol directo. Todo tiene cabida según el tipo de encuentro y el rival que se tenga delante.
En el partido frente al Arenas de Getxo el Sporting ‘B’ estaba en plena lucha por el título de campeón del grupo II. El partido no iba bien, con un 0-2 al descanso. El entrenador ovetense no especuló ni espero a que comenzase el segundo tiempo para revolucionar a su equipo. Efectuó un doble cambio y retorció su esquema del 4-4-2 que había sido inefectivo hacia un 3-4-3. Una disposición que conllevaba un altísimo riesgo ya que pudo salir goleado si el cuadro vizcaíno hubiese acertado en sus numerosos contraataques. Pero la apuesta le salió a la perfección. Resultado final: 3-2.
En Cornellà lo volvió a hacer
Algo parecido ocurrió este pasado domingo en el Nou Municipal de Cornellà. José Alberto preveía un encuentro físico de mucho fútbol directo, por lo que decidió alinear a sus dos puntas de mayor envergadura. De nuevo un 4-4-2 y con dos bandas de velocidad y habilidad para llevar peligro. El primer tiempo no fue ni mucho menos el deseado. El Sporting ‘B’ se fue uno abajo en el marcador por lo que tocaba ajustar piezas en el descanso.
Efectuó un cambio; pero el más importante fue el cambio de esquema. Tocó sus piezas ofensivas, moviéndolas a posiciones distintas y le surgió efecto. Pasó del 4-4-2 del primer tiempo al 4-3-3. Y en apenas quince minutos el Sporting ‘B’ le hizo tres goles -uno fue anulado a pesar de ser legal- al cuadro cornellanense. Logró remontar el choque y aunque al final el resultado mostró un 2-2, el filial rojiblanco logró cerrar los primeros noventa minutos de la eliminatoria con un buen resultado.
Un entrenador que mueve sus piezas sobre el césped como si de un tablero de ajedrez se tratase. Un trabajador que estruja su pizarra para encontrar siempre soluciones en los partidos, lejos del encorsetamiento táctico de muchos entrenadores del panorama nacional. Ese es José Alberto López. Un técnico que ha demostrado saber aprovechar los recursos de sus plantillas y que no se casa con un esquema fijo. Algo que mientras la temporada siga viva seguirá haciendo.