Houston asalta el Oracle y recupera el factor cancha
Adiós a la racha de 16 victorias seguidas de los Warriors en casa (mejor marca histórica de la NBA), justo en el peor momento. Los Rockets salvaron un 3-1 que les hubiese dejado contra las cuerdas…y que ahora les deja con todo a favor para pasar a la gran final.
Ni el 12-0 de parcial de salida, en el que estuvieron sin anotar algo más de cinco minutos, ni un tercer cuarto en el que los de Oakland les metieron un parcial de +17, ni tan siquiera un Oracle entregado, sirvieron para que los Rockets se rindiesen ante el mejor equipo del último lustro. Un inmenso Harden, acompañado por un gran Chris Paul, a quien costó entrar en el partido, y una gran defensa en los momentos más trascendentales, permite a los de Houston ver un poco más cerca su primera final de NBA en años.
A pesar de un inicio muy extraño, con el equipo fallando muchísimo y sin nada de confianza, los de Mike D’Antoni se supieron reponer. Harden, que había protagonizado una de las jugadas más bizarras de la temporada, al quedarse absolutamente solo en el perímetro y a su vez, extrañamente bloqueado, pues no supo más que pasarle el balón a un compañero cuando vio al rival abalanzarse ante él, tomó como se esperaba las riendas del equipo. Los de Houston firmaron un segundo cuarto que nunca antes nadie había firmado, pues supuso la primera vez que un equipo sumaba un parcial de +16 a los Warriors como locales desde la llegada de Kerr.
Por entonces los Golden State tenían además que enfrentarse a sus propios problemas. Thompson cayó lesionado en una acción con Capela (previamente había caído también Iguodala), y lo cierto es que, aunque pudo volver, su partido fue de los peores que se le recuerda. Curry, que hasta entonces estaba teniendo una actuación más que desapercibida, ya acumulaba tres faltas que le obligaron a sentarse en el banco a falta de algo más de cinco minutos para el descanso.
El +7 Rockets a la salida de vestuarios (llegó a ser +10), no hizo más que motivar a un conjunto que necesitan muy poco para llevarte a su terreno y apostillarte. Los Warriors, gracias a una gran defensa y a un Curry estelar (16 de sus 28 puntos finales, incluido un 9-0 de parcial suyo con 3 triples), convirtieron esa desventaja en una renta al final del cuarto de +10.
Y si una locura fueron estos doce minutos de Warriors, muy fuertes atrás y expeditivos en ataque, los Rockets superaron toda expectativa en un increíble final. Con Harden y Paul descontrolados, un Tucker que cosió una tela atrás en la que se quedaba todo ataque de Warriors, y un Ariza espectacular en ambos lados, los Rockets firmaron unos minutos absolutamente antológicos. A falta de 2:25 la diferencia ya era de 5 puntos, lo que resultó insalvable para los locales, ya no por el poco tiempo de reacción, si no por la tendencia que había adquirido el partido.
Tuvieron los campeones dos posesiones aún así para empatar, e incluso ganar el partido. La primera, firmada por Thompson, con dos abajo en el marcador, cuyo tiro salió rechazado y una falta en el rebote de Livingston mandaba a Paul a la línea de tiros libres a sentenciar. Falló el primero, y con 5 centésimas en el crono y 3 puntos de diferencia, Curry se jugó un triple que no acertó a llevarnos a una prórroga que hubiera resultado increíble.