Gerard Piqué. Poco se puede decir ya de él. Es uno de los mejores centrales del mundo, pero a su vez también es uno de esos futbolistas que está siempre en boca de todos. Porque a Piqué no le hace falta demasiado para ocupar páginas de medios de comunicación o abrir programas en radio y televisión. Con la selección esto no cambia. Pero él le resta importancia. Pese a todo, y pase lo que pase, el central compite, se deja el alma y es uno de los fijos para cualquier entrenador. Independientemente de su estilo, todos los preparadores que ha tenido hasta la fecha siempre han contado con él.
De Piqué ya nos lo sabemos todo. Es uno de los futbolistas españoles más laureados de la historia. Ha ganado todos los grandes campeonatos a nivel de club y selección. Y todos ellos, o la gran mayoría, tienen un denominador común. Siempre ha sido indiscutible. Central de gran envergadura, duro, rápido en las coberturas y de esos que impone dentro del césped. En ataque es uno más. Su buen juego de pies le permite sumarse con facilidad a las acciones ofensivas y pisar área contraria en multitud de ocasiones. En su laureado palmarés ya suma 34 títulos. Dos de ellos con ‘La Roja‘. Este verano, en Rusia, busca su segunda estrella.
Doblete nacional con el Barça
Aunque la temporada no comenzó nada bien para él, tanto Piqué como su equipo supieron remontar la situación. Sus dos primeros compromisos oficiales no serán muy recordados en su cabeza. El Real Madrid se impuso con claridad en una Supercopa de España que se quedó en las vitrinas de Chamartín. En ambos encuentros, el central fue de la partida de Valverde.
Todo cambió al arranque de LaLiga. Campeones perdiendo solo un partido. En la competición doméstica, Piqué disputó un total de 30 partidos. Y aunque quizás no fue su mejor temporada en ataque, el zaguero aportó dos goles a sus múltiples acciones defensivas. En la Copa, su otra conquista esta temporada, jugó ocho partidos y anotó un gol. Pero fue la Liga de Campeones la espinita que le quedó clavada. Una competición en la que disputó 9 partidos y anotó un gol. Una Champions en la que vio como la Roma les levantaba un 4-1 y les apeaba en Cuartos de Final.
Un fijo de la ‘generación de oro’
El 11 de febrero del año 2009, Gerard Piqué hacía su primer acto de servicio para la selección. Fue en un encuentro amistoso ante Inglaterra, donde los nuestros se impusieron por 2-0. Fue el principio de una época histórica. Aunque no estuvo en Austria y Suiza, saboreó la gloria al alzarse con el Mundial de Sudáfrica y repitió dos años después con la que fue su primera Eurocopa, la de Polonia y Ucrania 2012.
Desde aquel encuentro ante Inglaterra, Piqué siempre ha sido uno de los fijos. Tanto para Del Bosque como para Lopetegui. Ha disputado un total de 96 encuentros con la elástica de la selección, y ha logrado anotar cinco goles. Formó una pareja sensacional con Puyol, también compañeros en el Barça. Ahora lo hace con Ramos. Un eje de la zaga envidiable. Dos centrales que juntos pueden ser una de las mejores parejas del mundo, o incluso la mejor. Ahora Piqué tiene un nuevo reto: lograr su segunda estrella en Rusia y aumentar su ya enorme palmarés.
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