Ricciardo sin KERS aguanta el tipo en Mónaco
Todo empezaba de cara para Ricciardo y su dominador coche del fin de semana. Pero se tornó en cruz cuando su parte eléctrica dejó de dar potencia y su caja no pasaba de sexta. Pero pudo aguantar el tren y conseguir la victoria. Primer abandono de Alonso y Sainz décimo.
El cielo de Mónaco amenazaba con introducir la variable de la lluvia en una carrera en la que, quitando accidentes o abandonos mecánicos, suele haber pocas sorpresas debido a la dificultad para adelantar en esta pista, que se ha ido haciendo cada año más patente al crecer el tamaño de los monoplazas.
Para disputar esta carrera, los fabricantes tienen que hacer casi medio coche nuevo. La lista de piezas y ajustes específicos para esta carrera y que no se usan el resto del año, es interminable: geometrías de dirección, caída de neumáticos (inclinación de estos con el suelo), morros delanteros completos, desviadores de aire para los frenos, aletines en los pontones, tomas de aire de admisión y refrigeración, soportes de alerón trasero, etc.
Ricciardo venía de dominar con mano de hierro todas las sesiones libres y cronometradas disputadas hasta el momento, incluyendo un impresionante récord histórico de la pista en 1:10. Casi diez segundos más rápido que el mítico de Senna, tantas veces visto en vídeo. Con Verstappen saliendo último al destruir su coche en el último minuto de los Libres 3 y los Ferrari y Mercedes sin el ritmo de los coches energéticos, se esperaba que la victoria de Ricciardo fuese un auténtico paseo militar.
Con el holandés al final del pelotón, la salida fue limpia y se puso en marcha sin contratiempos el tradicional trenecito por las calles de Montecarlo. El desastroso fin de semana para los Williams comenzó con una sanción de parada y penalización de diez segundos para Sirotkin por no tener sus cuatro ruedas montadas a tres minutos de la salida, como manda el reglamento.
El primero de los de cabeza en parar fue Hamilton, en la vuelta décimo segunda. La estrategia seguida por casi todos los pilotos de cabeza, que arrancaban con el compuesto más blando, fue ir montando el intermedio, ya que el más duro no daba el agarre esperado y este, en las tandas largas del fin de semana, mostró una durabilidad suficiente. Uno tras otro se fueron copiando la estrategia en pocas vueltas, excepto Bottas y Alonso, que montaron el compuesto más duro.
En la vuelta 28 Ricciardo reporta error de un sensor y empieza a hacer tiempos muy lentos, por encima de 1:19. Vettel, avisado, comenzó a apretar y a echársele encima. La luz trasera del Red Bull empezó a encenderse al demandar potencia, mostrando que Ricciardo estaba defendiendo su posición sin los 160 CV de potencia eléctrica.
Todos los pilotos que montaron en su parada los neumáticos intermedios, excepto los Red Bull, empezaron a sufrir problemas de graining (la superficie se abre debido a baja temperatura). Esto le dio un respiro a Ricciardo, que vio como Vettel tuvo que aflojar y separarse para mantener sus gomas. Los problemas de motor del australiano y el mal rendimiento de los intermedios, provocó que de nuevo se volviesen a comprimir las distancias, llegando a menos de 10 segundos de Ricciardo a Bottas, quinto.
Mientras tanto, por la parte trasera, Verstappen proseguía su remontada, adelantando poco a poco a los coches más lentos. Paró en la vuelta 48 y puso los neumáticos más blandos.
En la vuelta 53, Alonso empezó a sufrir, también con motor Renault, problemas eléctricos y dos vueltas más tarde, tuvo que abandonar con la caja de cambios rota.
Dos vueltas más tarde un Sainz con neumáticos en muy mal estado, recibió la orden desde el muro de dejar pasar a Hulkenberg que llevaba neumáticos nuevos y más blandos, quedándose con Verstappen pegado a su alerón trasero. El holandés logró adelantarle de manera magistral en la frenada de después del túnel, aunque llegando pasado a la chicane y saltándose el vértice. No hubo acciones por parte de dirección de carrera. Sainz se mostró muy enfadado a final de carrera, echándole la culpa al equipo de una mala elección de neumáticos en contra de su propia opinión.
A sólo 6 vueltas del final, el piloto local, Leclerc se quedó sin frenos a la salida del túnel, impactando contra Hartley, dejando a ambos pilotos fuera de carrera aunque sin consecuencias para ellos. Se decretó Virtual Safety Car al poder sacar Leclerc su coche por la escapatoria y Hartley llegar a boxes con su alerón trasero suelto, a punto de salir volando.
Los perseguidores de Ricciardo, en las lonas, tiraron la toalla y ni intentaron perseguir al australiano al apagarse las luces del VSC, entrando en meta cómodamente con Vettel a cinco segundos y Hamilton a trece. Raikkonen entró cuarto, seguido de Bottas, Ocon sexto, Gasly con el Toro Rosso en un meritorio séptimo puesto y Hulkenberg, Verstappen y Sainz cerrando los puntos.
Una nueva edición de una carrera que es diferente a todo y que extrañamente este año no vio aparecer el coche de seguridad. Un trazado que permite ver cosas como que el coche de cabeza ruede cuatro segundos más lento que el último y que aun así no pueda ser adelantado. La simpatía de Ricciardo que volvió a beber de su bota, y que rompiendo cualquier atisbo de protocolo, dio de beber a los Príncipes de Mónaco, fue el broche perfecto a un fin de semana mítico en lo extra deportivo.
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