Cultural me matas y me das la vida a la vez
La Cultu gana al Oviedo, pero con tanto sufrimiento que más de uno ha salido con algún año menos de vida
Hay un dicho, que suele rondar por el Reino de León que dice algo así como: «Cultural me matas y me das la vida a la vez», y tiene mucha razón; porque pese a haber ganado ayer, muchos seguro que salieron del campo con diez años menos de vida.
Este domingo, y más en concreto hoy, 28 de mayo, hace un año del ascenso, y las sensaciones eran parecidas. Desde el sábado ya estaban los nervios a flor de piel. Salías a la calle, veías llover y se te venían buenas sensaciones, porque hace un año también llovía. Mirabas el tiempo y daba lluvia, como hace un año. Sólo vale ganar, como hace un año. Y sabías que si el equipo jugaba a tope los 90 minutos, se ganaba, como hace un año.
Y al igual que hace un año, habría previa, esta vez recibimiento al autobús. Recibíamos a nuestros jugadores, y todavía quedaban dos horas para que comenzara la final de las finales; ahora sí que los nervios estaban a flor de piel.
Y entrabas al campo; nada más subir las escaleras escuchabas el «dale Cultural», y lo único que querías era que comenzase a rodar la bola; y rezabas, rezabas a ver si el equipo jugaba como sabe.
El partido empezaba, y si ya estabas bastante nervioso, llegaba Señé en el minuto 2 y fallaba un mano a mano contra el portero; luego Antonio chutaba contra el cuerpo del defensa; más tarde Rodri; después Albizua al palo… La pelotita no entraba.
Y cuando ya no quedaban uñas para morder, el linier -porque el árbitro parecía un seguidor más del Oviedo– pitaba un penalti dudoso a Señé -para una acción que nos pitan a favor-; y el catalán cogía el balón y hacía estallar el estadio de alegría, y tú lo único que podías hacer era llorar, como aquel 28 de mayo de 2017.
Comenzaba el segundo tiempo, y el Oviedo apretaba; y nosotros seguíamos fallando; el árbitro sin saber qué es falta y qué no; y luego Palatsí y los centrales que nos salvaban un par de goles.
Pasaban los minutos, el partido estaba en las últimas, y ya veíamos la orilla; pero el árbitro quería que sufriéramos más y añadió siete minutos, pero la Cultu siguió con su plan, defendiendo bien y saliendo a la contra; y en una de esas le llegaba la bola a Rodri, que realizaba una carrera parecida a la de Gallar ese día 28, e igual que hace un año, acabaría en gol; de nuevo un gol que hacía soltar lágrimas.
Así que, como hace un año, la Cultu gana, sólo que esta vez hay que esperar una semana para certificar la permanencia. Queramos o no con esta victoria todos nos hemos vuelto algo eufóricos, aunque haya que tener calma, porque aún nos queda otra final, tan, o incluso más importante, que la que ganamos ayer.