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Despacito y buena letra

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Muchos de ustedes recordarán esta frase en boca de sus maestros de escuela como sinónimo de tener paciencia. Será también una frase que escucharemos en repetidas ocasiones  el próximo verano en boca de los máximos dirigentes del Valencia CF al dirigirse a sus aficionados. Máximos dirigentes económicos y técnicos que se encuentran viajando hacia Singapur para rendir cuentas de esta temporada y planificar la siguiente con el objetivo de mejorar resultados y cuadrar balances, finalidades ambas que se antojan harto complicadas.

Mensajes unívocos

Tanto Mateu Alemany en su reciente comparecencia, como Anil Murthy a los medios oficiales del club han reiterado la intención del club de reforzarse de cara a la trascendental temporada que vivirán los blanquinegros en la 2018/19. Una intención que pasa, inexcusablemente, por hacer caja en primera instancia y pasar a la acción en segunda.

Más en la sombra trabaja Pablo Longoria con la intención de elaborar una amplia lista de refuerzos en todas aquellas posiciones en las que Marcelino haya visto deficiencias y necesidades. El scouter, es de la Juventus de Turín, es muy hábil a la hora de descubrir nuevos talentos por un módico precio y que pueden estar al alcance de una economía como la de los de Mestalla. Vender cara y comprar barato es la clave para seguir creciendo.

Ya lo anunció el director general a final de temporada, vender sí, regalar no. El conjunto ché pretende deshacerse de activos que afecten lo menos posible a la calidad de la plantilla y quiere concederle al técnico asturiano todas sus peticiones. Estas pasan por intentar retener en el plantel a jugadores como Kondogbia, Parejo, Rodrigo y Carlos Soler.

Jugadores convencidos

El Valencia cuenta con la voluntad de los jugadores de querer quedarse y de jugar la Champions a orillas del Turia pero como dijo un denostado banquero: «el mercado es el mercado amigo». Por fortuna, el buen hacer de los de Marcelino el presente curso ha convertido a los valencianistas en un club apetecible y al que ningún jugador dice ahora que no, como sí ocurrió el verano pasado con casos como el de Krychowiak, Sidnei o Lucas Pérez.

La estrategia de contratación será calcada al verano pasado, dejar salir antes de entrar, esperar que las mejores opciones estén a tiro, convencer a los jugadores de su papel predominante a las órdenes del técnico astur y acometer las negociaciones en el mejor momento posible.

Es poco probable que acometan fichajes importantes antes del inicio del Mundial aún a riesgo de que los jugadores pretendidos puedan encarecerse  con una buena actuación en la cita mundialista del periodo estival. Lo dicho señores: «despacito y buena letra» es la hoja de ruta.

Por @VicentSarrion

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