El eterno dilema Bale
El galés espera a conocer las intenciones de Lopetegui sobre su rol en el equipo
En septiembre de 2013, tras un verano de largas negociaciones con Daniel Levy, el galés Gareth Bale cumplía su sueño desde niño y aterrizaba en la capital de España para vestir el escudo madridsta. Cinco años y cuatro Champions League más tarde, entre otros muchos títulos, Bale no ha sido capaz de dar el paso a ser uno de los estandartes de la actual plantilla blanca debido a un factor que ha ido lastrando a lo largo de los años su continuidad: Las lesiones.
La pasada temporada no ha sido una excepción, y las diversas lesiones al comienzo de la cmaàña supusieron que el galés perdiese su rol de indiscutible para Zinedine Zidane, quien en su día afirmó que »Mientras estén disponibles, la BBC jugará siempre». Debido a esto, Gareth se vio obligado a aceptar por primera vez en su carrera el rol de suplente, lo cual, como es lógico, no fue un plato de buen gusto para él.
A pesar de estas suplencias en encuentros importantes como el enfrentamiento en octavos de final ante el PSG, en cuartos ante la Juventus o en semis ante el Bayern, el futbolista británico nunca desistió y siguió esforzándose al máximo cada vez que salía al terreno de juego. Su buen hacer en el tramo final de temporada le llevó a ser el segundo máximo goleador del equipo a pesar de la escasez de minutos disputados, tan sólo detrás de Cristiano Ronaldo, pero muy por encima de las estadísticas de su principal competidor, Benzema.
Con todo esto, todo parecía indicar que Bale se había ganado sobre el terreno de juego un puesto en el XI del Real Madrid en la final de Champions disputada en Kiev. Sin embargo no fue así, y ante la sorpresa generalizada, como el propio Gareth comenzó al concluir la final, Zidane decidió que finalmente fuese su compatriota Benzema quien ocupase la plaza en ataque junto a Cristiano.
A pesar de ello el galés tenía claro que aprovecharía al máximo su oportunidad en el partido, y vaya si lo hizo. En el minuto 60 entró al terreno de juego sustituyendo a Isco, y no tardó ni tres minutos en anotar uno de los goles más bellos de la historia de las finales de la Champions League, con una chilena que marcaría el camino del conjunto blanco a la Decimotercera. No acabaría ahí, pues minutos más tarde sacaría un obús a larga distancia que se acabaría colando en la portería de Karius.
Lo que comenzó como un disgusto para Bale, terminaría con él levantando el premio a mejor jugador de la final y su cuarta Copa de Europa en cinco años. Sin embargo, se encargó de reivindicar ante los micrófonos lo que ya había reivindicado en el campo: »Estoy feliz en el Real Madrid, pero si aquí no tengo los minutos que necesito, los buscaré en otro sitio».
Con el cambio de técnico, el galés espera a conocer las intenciones de Lopetegui sobre su futuro antes de tomar una decisión definitiva, tras una temporada en la que ha demostrado sobradamente que cuando está al 100%, es capaz de competir con los mejores futbolistas del mundo.
¿Seguirá levantando títulos con el Real Madrid o volverá a Inglaterra a buscar el éxito?
Sólo el tiempo y el mercado podrán dar una respuesta.
Por @diegoaguado97