La posición del Rayo Vallecano esta temporada no ha sido de lo más envidiable. Un undécimo puesto con solo 33 puntos acumulados ya ha provocado los primeros movimientos de banquillos de cara al nuevo año. Ahora, Irene Ferreras cogerá el testigo para levantar al equipo franjirrojo y tratar de optar a los primeros puestos de la categoría. Un reto mayúsculo para una mujer con experiencia en el equipo vallecano, gracias a su época dirigiendo el filial, que no ha dudado en establecer como prioridad la generación de un grupo con calidad humana. Los datos son muy claros: 15 derrotas, 6 empates y 9 victorias, han dejado al equipo en más de una ocasión con la soga al cuello. Diferencias notables con la anterior temporada donde con 14 vitorias y un empate consiguieron un séptimo puesto muy merecido. La nueva míster tendrá el poder para cambiar las cosas que al parecer Miguel Ángel Quejigo no supo, cuanto menos, mantener.
No obstante, sí ha habido jugadoras sobresalientes durante esta temporada. Natalia Pablos ha sido la figura clave, el timón del equipo. Su artillería ha mantenido a flote el equipo madrileño con 15 tantos anotados. Una auténtica ‘killer’ cuyo nombre va ligado a la palabra gol, por lo que a nadie le puede sorprender que en su tiempo jugando para el Rayo ya cuente con más de 300 goles. Una carrera dilatada en la que ha pasado por ligas internacionales, incluso, llegando a ganar la Continental Cup y la FA Cup durante su paso por el Arsenal. No obstante, su casa estaba en Vallecas y su regreso al Rayo supuso una de las piedras angulares sobre las que se estableció la recuperación del equipo. Todo parece indicar que la ‘espartana’ sigue dando guerra y sus miras están puestas arriba cada temporada.
Lo cierto es que, pese a los cambios, las primeras jornadas respiraban calma para un Rayo Vallecano que parecía empezar con buen pie el año tras el periodo estival. Dos empates y dos victorias hacían sonreír a la afición, pero no duraría mucho. El primer pinchazo cosechado frente al Sporting de Huelva solo hacía presagiar algo que se destaparía más tarde. Sería tras la jornada disputada contra el Fútbol Club Barcelona Femení cuando la tormenta se destapó. Un momento clave, pues cinco derrotas consecutivas bombardearon la moral de un equipo que todavía luchaba por mantenerse en la primera división femenina. Tras esta crisis, el chip pareció cambiar, durante cuatro jornadas consiguieron hacerse con ocho puntos que daban un respiro a las jugadoras franquirrojas. Sin embargo, hay veces que después de la tempestad no llega la calma.
Los puntos servían para alejarse de las posiciones de descenso, pero la caída volvió a ser amplia tras el enfrentamiento con el Fundación Albacete en marzo de este mismo año. Un solo punto en la cuenta de las pupilas de Quejigo durante siete jornadas (21 puntos) sentenciaron a un entrenador que no supo redirigir el equipo. No obstante, el 3-2 del último partido contra el Madrid CFF permitió al equipo quitarse una espinita clavada y despedirse con la salvación bajo el brazo hasta la nueva temporada y a la espera de cambios.
Unos cambios que también sufrieron al comenzar la temporada 2017/18, pues el apartado de fichajes vino con variaciones importantes para el equipo. Las puertas quedan abiertas para Ángeles del Álamo (Vallecas CF), joven delantera de 19 años que veía cumplido el sueño de jugar en el equipo de su vida. Vicky Conde que volvía de Estados Unidos tras un periodo de estudios en el país americano (Soutgern Connecticut State university). La defensa Nieves Ibáñez (Levante UD B) y la centrocampista Pilar García (Atlético de Madrid F) completaban la apuesta ilusionante del equipo madrileño para luchar por el trofeo. Mientras tanto se marchan de la disciplina franjirroja la defensa Paula Díaz Leblic, cuyo destino fue el equipo americano Oregon State, y la centrocampista Ainhoa Campo que, tras poner fin a su cesión, volvía al Atlético de Madrid Femenino. Además, durante el periodo invernal se trato de reforzar el equipo. La vuelta a casa de Gabriela Morales, procedente del Saint Francis, buscaba poner más dinamita arriba.
Así, en base a los datos mencionados se podría decir que el Rayo Vallecano consiguió el objetivo de permanecer en la primera división femenina, pero quedó muy lejos de poder optar a los puestos más deseados. Las derrotas fueron una losa demasiado pesada para un equipo que aún le falta moldearse bastante para poder luchar contra los primeros clasificados.
Por @IsaQH24