El Santa Teresa Badajoz comenzaba su cuarto año en la Liga Iberdrola con las expectativas muy altas, sobre todo debido a las grandes actuaciones del anterior curso, en el que lograron un meritorio noveno puesto con uno de los presupuestos más bajos de la competición.
Pero ese gran equipo no tuvo la continuidad que se esperaba y grandes piezas como fueron Mainguy y Bea Orellana en la portería, Maddi Torre en defensa, Ria Öling en el medio campo o Peke y Vania Martins en la delantera abandonaron el equipo, algunas para retirarse y otras para recalar en otros equipos.
Estas despedidas provocaron que el club tuviese que buscar nuevos elementos para confeccionar una plantilla competitiva, pero nuevamente la escasez de dinero, unido a la lejanía de Extremadura con respecto al resto de los equipos, además de los problemas de comunicación con otras comunidades, hicieron que muchos fichajes se truncasen.
Aun así, se lograron traer jugadoras a priori competitivas:
Yolanda Aguirre (CFF La Solana)
Carla Gómez (Zaragoza CFF)
Marta Reyes (Zaragoza CFF)
Augustine Ejangue (Fortuna Hjorring)
Alba Merino (Levante UD)
Patricia Larqué (Zaragoza CFF)
Ali Muñoz (Fundación Albacete)
Alba Gordillo (Oviedo Moderno)
Ariadna Rovirola (FC Barcelona B)
Acoplar tanto fichaje nuevo no parecía ser tarea sencilla para Juan Carlos Antúnez, que nuevamente debía intentar confeccionar un once competitivo. Además, el calendario tampoco ayudaba, al menos de inicio. Enfrentarse en las primeras jornadas a los equipos de mayor nivel supuso a la larga un desgaste difícil de remontar, ya que tras varias derrotas consecutivas, a pesar de hacer buenas actuaciones, el ánimo de las jugadoras y su rendimiento se encontraba claramente bajo.
Todo parecía estar en contra, y para rematar el inicio de temporada, Sofía, que estaba en un gran estado de forma, se lesionaba de gravedad de la rodilla en el primer partido de liga, en un lance del encuentro frente al Athletic. Ariadna tampoco podía debutar, porque arrastraba problemas en la rodilla. Ya de inicio, sin dos de las jugadoras que estaban llamadas a marcar la diferencia en el equipo.
Así pues, los partidos se fueron sucediendo y las victorias no llegaban. Buenas actuaciones frente al Athletic y el Valencia CFF, desastrosas frente al FC Barcelona Femení, y otras en las que sólo pudieron rascar algunos empates que poco arreglaba la situación de las extremeñas.
El primer partido donde lograron vencer fue a domicilio, en casa del Sevilla FC, con dos golazos marca de la casa de Estefa, y que parecía vislumbrar una remontada por parte del conjunto pacense. Pero los encuentros frente a equipos de similar nivel no se saldaron con victorias a excepción del que logró en su campo contra el Fundación Albacete, también gracias a un gol de la capitana, lo cual empujó al equipo hasta el fondo de la clasificación, donde ya estaba también el Zaragoza CFF.
La segunda vuelta se esperaba mejor para el conjunto rojiblanco, ya que solía ser su mejor momento. Además removieron el mercado y trajeron a tres nuevas jugadoras, intentando con ellas remontar en la clasificación:
Yamila Rodríguez (Boca Juniors)
Alexyar Carolina (América de Cali)
Marina Agoües (Oiartzun KE)
La última fue la primera en debutar, ya que venía con ritmo de competición de su anterior club y pudo empezar a sumar en el equipo. Las otras dos jugadoras apenas pudieron acoplarse al sistema de juego de Juan Carlos Antúnez, y cuando empezaron a hacerlo se marcharon a jugar con sus respectivas selecciones la Copa de América. Otro fiasco difícil de digerir.
De los fichajes de la temporada, pocos lograron ayudar al equipo. Ali Muñoz, que llegó con la vitola de goleadora de su anterior equipo, no rindió al nivel esperado y antes de finalizar la competición estaba fuera del equipo. Otras jugadoras contrastadas, como Ejangue o Alba Merino tampoco pudieron dar su mejor versión, pese a que lo intentaron. La sorpresa fue Mariana Díaz, que tras varios meses sin jugar con continuidad por diversos problemas, en el segundo tramo se adaptó muy bien a su demarcación en el terreno de juego y marcó varios goles, algunos de gran calidad e importancia.
Sofía y Ariadna se recuperaron para poder disputar los últimos encuentros, pero ya la situación era muy delicada. Algunos desplazamientos a priori asumibles supusieron duras derrotas de las que no pudieron recuperarse y al final descendieron matemáticamente a falta de dos jornadas para la finalización de la liga.
La Liga Iberdrola está subiendo de nivel a pasos agigantados y cada vez es más difícil mantenerse en ella, sobre todo cuando no dispones del respaldo económico, social y de infraestructuras que suelen acompañar a los clubes con sección masculina que están jugando en primera o segunda división. El Santa Teresa Badajoz es un club centrado en su sección femenina, humilde, pero con pasión y entrega. Ahora vivirá al menos un año en segunda división, pero ya están cimentando las escaleras para volver a la Liga Iberdrola. Esto no es un adiós, es un hasta pronto.