No sabría explicar el sentir de un país entero después de lo visto en el día de ayer. Y creo que pocas personas lograsen argumentar las razones del partido que hizo España en el día de ayer. Arrollando la posesión, dando más de un millar de pases, siempre en campo rival… Eso sí, para ganar hay que tirar a puerta. Para vencer hay que meterle más ritmo en la zona decisiva, hay que saber guardar una ventaja en el marcador y, sobre todo, en este tipo de encuentros, tienen que llegar soluciones desde el banquillo. Volvemos para casa. En un Mundial que arrancamos con la mayor de las ilusiones y termina con uno de los mayores disgustos que recuerdo en esto del fútbol. Incluso más grande que en Brasil y Francia.
- Hierro. Se puso a los mandos de un equipo roto por la marcha de su líder a dos días del debut. Una decisión de la que ya no se puede decir nada. El técnico malagueño fue valiente, se atrevió a ponerse al mando de una nave con mucha responsabilidad. Pero la realidad le ha superado. Se vio desbordado por todos los acontecimientos. No supo dar esa solución que llevase a España camino de la gloria. Y ahí está una de las claves.
- Los cambios. Ayer no tuvieron su día. Llegaron tarde y mal. Nadie entendió lo de Iniesta. Y pocos, o nadie, comprendieron no ser más valientes a la hora de tomar decisiones. En el cambio de Nacho por Carvajal. Por qué no una solución más ofensiva. El cambio de Rodrigo. Por qué Asensio y no Jordi Alba que estaba acalambrado y cerrar con tres. Un sistema que se tenía ensayado con Lopetegui (dicho por más de uno y más de una vez).
- Falta de fútbol en la zona decisiva. España arrolló en la posesión. Dio más de un millar de pases, pero no sirvió de nada. Lo primero porque la mayor parte de las circulaciones se realizaron en zonas del campo donde no se puede hacer daño al rival. Rusia llegó con la leción aprendida. Cerrarse y esperar. Porque habían visto que a España le costaba meterle ritmo donde antes marcábamos la diferencia. Y porque tocar, tocar y tocar para no tirar a puerta no sirve de nada. La realidad muestra que nos encontramos un gol que ellos mismos se metieron. Y a partir de ahí casi nada.
- El VAR. No es su culpa, pero hay algo que me llama la atención. Un aspecto que llevo pensando desde que supimos que Rusia sería nuestro rival. Porque no sé lo que habría con la jugada de los dos penaltis. Sí, dos. Uno sobre Ramos y otro sobre Piqué. Si es otra selección es más que probable que se hubiese pitado. Una decisión que no salva lo sucedido en el día ayer. No perdimos por el VAR, pero siempre quedará la duda de la jugada de los penaltis.
- Los deberes para Qatar. Son muy simples. Encontrar un acompañante a Isco. Porque el madridista es el único que se salva. El único que lo intentó durante todo el campeonato. Se movió, la pidió, se atrevió, hizo jugar al equipo, vino a recibir, en ocasiones, a la posición de pivote, pero nunca encontró compañía. Y ahí estuvo el problema. Cuando la tenía nadie se movía por delante, y al malagueño le resultaba muy complicado encontrar ese pase que marcase la diferencia. De cara a Qatar, incluso a la próxima Eurocopa, España debe encontrar un socio para Isco.
El día más difícil en mucho tiempo
- Para casa antes de lo previsto. Más difícil de explicar que nunca. Incluso más complicado que en Brasil. Porque España llegó con la mayor de las ilusiones. Jugando bien, acumulando dos años sin perder, con una buena sintonía en el grupo. El momento era inmejorable. Parecía de película. Y al final nada. Todo comenzó con una decisión, ya saben cuál, que lo cambió todo. Nadie puede decir que de no haberse hecho hubiésemos sido campeones, pero son muchos los que piensan que todo esto se podría haber evitado. El día más complicado de la selección. Cuando nadie lo esperaba, cuando nadie lo imaginaba, España se fue. Ahora ya se puede decir. Rusia jubiló al ‘tiki-taka’.
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