Eternamente agradecidos, Tucu
Hoy nos toca decirte adiós, aunque duela. Se antoja difícil pensar en la próxima temporada y saber que no vas a estar defendiendo la camiseta de este equipo otro año más.
Hoy nos toca decirte adiós, aunque duela. Se antoja difícil pensar en la próxima temporada y saber que no vas a estar defendiendo la camiseta de este equipo otro año más. Probablemente hable por la mayor parte de la afición celtista al decir que tu salida era de las más temidas – y ahora de las más dolorosas – por todo lo que significas para club y afición.
Es cierto que cuando llegaste, en el 2014, no tuviste las cosas fáciles en este equipo. La afición fue bastante crítica, y me atrevería a decir que incluso injusta, contigo en algunos momentos, pero teníamos un entrenador que sabía que ponerte en el campo era lo correcto. Y realmente no se equivocaba. Pasaste a ser indiscutible, no solo para el propio míster sino también para el espectador y seguidor celeste. Costaba imaginar un centro del campo sin ti al mando.
La verdad es que me resulta bastante difícil escribir esto. Te vas del Celta habiendo dado todo lo que tenías y todo lo que sabías. Gran parte de culpa tienes en esas dos semifinales de Copa del Rey consecutivas en la 2015/16 y la 2016/17, al igual que el gran camino que recorrimos juntos por Europa en la UEL pasa por tus botas.
También nos diste puntos con goles – o más bien golazos – decisivos; difícil olvidar el gol de tacón al Atlético de Madrid en el Calderón que nos dio un punto en tu primera temporada, o el golazo en Anoeta que nos dio la victoria la temporada siguiente.
Me resulta difícil imaginar un Celta sin ti. Y más difícil porque muchos éramos los que soñábamos con que fueras celeste siempre o, por lo menos, algún tiempo más.
Pero tampoco todo fue fútbol. En lo personal dejas una huella imposible de borrar en la afición. Fuiste un profesional ejemplar, lo diste todo por este escudo dentro y fuera del campo, siempre con un respeto hacia los valores del club y, sobre todo, hacia la grada que son dignos de admirar.
Quiero darte las gracias por todo, por tanto. Por la paciencia, por la lucha constante por este equipo, por dejarte todo en el campo cada día. Gracias por dar todo lo que tenías en cada partido. Gracias por tratar tan bien a la afición y tener siempre palabras bonitas hacia ella y hacia el club, y por defendernos siempre que fue necesario en todos los ámbitos.
Ahora que se separan nuestros caminos, y aunque no tendremos la oportunidad de verte en Balaidos de nuevo aunque sea con otra camiseta, desearte la mayor de las suertes. Ojalá sigas dando todo como lo diste aquí en tu nuevo club, que te traten como mereces y que sigas siendo igual o mejor futbolista y persona, si es que es posible. Estoy segura de que te irá bien, porque te lo mereces.
También en el ámbito personal, que los años que vienen sean maravillosos para ti y tu familia, sobre todo ahora que están mucho más cerca de los suyos que antes. Que Argentina te trate mejor de lo que te tratamos aquí y que seas feliz. Vuelve cuando quieras, porque sabes que en el Celta y Vigo está tu casa, y la celeste es tu camiseta y lo será siempre.
Deja mal sabor de boca que te vayas sin haber derribado la puerta de Berizzo quiso derribar o habiendo conseguido algo más en este club, porque lo merecías, pero por cosas como las que tú haces con tus botas en el terreno de juego y como las que él hizo desde el banquillo, nosotros soñamos con derribar esa puerta. Y conseguir algo grande algún día. Y si ese día llega, sabremos que tú, junto con él y con tus compañeros, fuiste parte del sueño, y seréis muy culpables de que se hiciera realidad.
Eternamente agradecidos, Tucu. Gracias por tanto.
Artículo de @mcasanovaRCCV.