En las últimas semanas hemos conocido como Gabriel Fernández, Gabi, abandona el club ‘rojiblanco’ para poner rumbo a un destino exótico como es Catar. El jugador español compartirá equipo con Xavi Hernández, en el Al-Sadd Sports Club. Los últimos días en la capital española han sido un cúmulo de sentimientos, donde destacan la sorpresa y tristeza. Al flamante capitán del Atlético de Madrid se le despidió en la que siempre será su casa: el Metropolitano. Su adiós estuvo marcado por la emotividad; compañeros, y antiguos compañeros, manifestaron palabras hacia la alargada figura que deja en el club de sus amores. Entre los que asistieron –físicamente- al evento destacan la presencia de Koke, Saúl o Antonio López -quien le cedió el brazalete de capitán al madrileño-, también le dedicó muestras de afecto, desde la distancia, Diego Godín.
La melancolía ha teñido la atmósfera de los ‘colchoneros’, Gabi, su eterno capitán, decide ceder su hueco –y con él su brazalete-. El jugador entiende que sus momentos en el Atlético de Madrid llegan a su fin, lógico, pero no por ello menos doloroso. Simeone tendrá que afrontar una nueva etapa, en la que su representación en el campo no estará. Para el aficionado será un duro golpe alzar la vista y no localizar en el campo a Gabi, no sentir la fuerza de su capitán en el terreno de juego. Será extraño.
Más de 400 partidos oficiales con el Atlético de Madrid, desde 2012 con el brazalete consigo, un jugador de la casa formado en las categorías inferiores hasta que el 7 de febrero de 2004 debutaría en Primera División con su equipo. Se marchó para crecer, Zaragoza disfrutó de sus servicios durante cuatro años, donde también portó el brazalete de capitán debido a sus valores y liderazgo. Regresó a casa, porque así tenía que suceder, coincidió con un entrenador de su perfil: Simeone, quién sacó el máximo provecho del jugador. Alzó seis títulos, aunque se le atragantó la Champions League, todos ellos levantados al cielo desde sus manos. Un jugador que siempre representó al aficionado ‘rojiblanco’, un niño con un sueño, siempre portó los valores del Atlético de Madrid, los intereses colectivos por delante de los individuales. Su legado va más allá de las vitrinas, o posibles reconocimientos individuales, nada de eso. Su legado siempre estará en las gradas, en los aficionados, en sus compañeros. Gabi ha escrito con tintas de oro su propio capítulo en la historia de su equipo, el de sus amores.
Hay jugadores qué por sus características, no solo técnicas, se sabe que su vinculación con este deporte no termina con su retirada, al igual que por sus fuertes lazos con un equipo se tiene la esperanza que volverá. Puede este ser el caso de Gabi, quien sus últimos años como futbolista los agotará en Catar, pero no se descarta su vuelta al club en un futuro como entrenador, así lo afirmó Koke –entre lágrimas- en la despedida de su capitán. Un enorme hueco es el que deja un jugador que fue un aficionado más en el terreno de juego, que defendió el escudo del Atlético de Madrid por encima de todo; un magnífico futbolista tácticamente, nada estético ni vistoso. Aunque, su determinación, amor y pasión serán siempre recordado; una figura que jamás pasará desapercibida por la inmensa historia de este club. Capitán, oh mi capitán, no hay reproches hacia quien se dejó el alma en cada partido, ésta siempre será tu casa –vayas donde vayas-. Aun así, nunca se le cierra la puerta a una leyenda. Hasta pronto ‘Cap1t4n’.