Irse de vacaciones líder del mundial de Fórmula 1 con 24 puntos por encima del segundo clasificado es algo solo a la altura de Lewis Hamilton. Solo con este dato cualquiera podría imaginarse que la primera mitad de temporada ha sido todo un camino de rosas para el de Mercedes, pero nada más lejos de la realidad. Sebastian Vettel está empujando como nunca para devolver a Ferrari a la senda del éxito, mientras que Hamilton ha estado aguantando las embestidas del alemán de manera formidable.
El año no comenzó de la mejor manera, ya que en Australia el británico logró la pole pero sucumbió en carrera ante su máximo rival por el campeonato. Baréin y China pasarían sin pena ni gloria con una tercera y cuarta posición respectivamente. En la tercera carrera Vettel ya era líder del mundial con nueve puntos de ventaja sobre Hamilton.
Pero con la llegada a Europa del Gran Circo todo cambiaría para el británico. Dos victorias consecutivas en Azerbaijan y España hacían las delicias de Hamilton. En Mónaco la victoria se escapó por la superioridad de los Red Bull y Ferrari, pero el de Mercedes logró salvar los muebles y terminar en la tercera posición. Fue en el principado monegasco donde el campeonato dió un giro de 180º y Hamilton pasó a ser líder con 14 puntos más que Vettel.
En Canadá, un circuito fetiche para Hamilton, el británico falló y tras una mala clasificación no pudo pasar de la quinta posición en carrera. Dos semanas después todo volvía a la normalidad en Paul Ricard y el británico se llevaba la pole y carrera. Para Austria (casa de Red Bull) Mercedes tocaba fondo y ambos monoplazas debían abandonar. El mundial volvía a apretarse en este punto y Vettel se colocaba de nuevo líder, pero esta vez por tan solo un punto.
Las últimas tres carreras antes de vacaciones no podían ir mejor para un Hamilton que veía como Vettel y Ferrari fallaban por primera vez. En Gran Bretaña el inglés veía como Vettel le arrebataba la victoria enfrente de su público y tenía que conformarse con ser segundo. Dos semanas después el karma haría de las suyas y Hamilton hacía lo propio en Alemania, después de que Vettel tuviese un clamoroso error delante de su afición. Esto junto a la victoria en Hungría nos lleva donde estamos ahora, en un punto en el que el británico se siente cómodo con su posición y donde Vettel deberá hacer un trabajo espectacular si quiere lograr ese ansiado quinto título.
Al contrario que otros años, la presión psicológica parece no hacer efecto en el británico. Hamilton ha reforzado el que posiblemente fuera su punto más débil y lo ha convertido en su fortaleza. El apoyo de Valtteri Bottas también ha tenido una gran importancia en esta primera mitad de temporada y el finés es ahora el escudero perfecto para un talento como el de Lewis. Sin dudas este es el año de Hamilton y debe aprovechar ahora que lo tiene todo de cara.
Fotos vía: independent.co.uk
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