El inicio de temporada para cualquier equipo, sea de la talla que sea, es motivo de expectación e ilusión para sus aficiones, y si además el estreno lo hacen enfrentándose a su rival directo, el resultado es que todo lo que suceda en ese encuentro se va a leer y analizar hasta la saciedad.
Unicaja de Málaga recibía en el Martín Carpena a Valencia Basket, una de las rivalidades más sonadas de la liga nacional y dos equipos que además cruzan sus caminos en la Eurocup, ambos con un objetivo común, regresar a la Euroliga. Es una vara de medir incómoda y posiblemente precipitada, pero en este partido marcado en rojo en las agendas, un “clásico” que suele no defraudar en cuanto a intensidad es siempre una declaración de intenciones en toda regla.
Ambos equipos han apostado a un proyecto a largo plazo, por parte del Valencia Basket fueron tres los fichajes de la temporada, Mike Tobey, Louis Labeyrie y Matt Thomas. Por parte de los malagueños los recién llegados son Mathias Lessort, Kyle Wiltjer, Jaime Fernández y Brian Roberts. Valencia Basket dio un paso más allá y ascendió a su segundo entrenador, Jaume Ponsarnau y lo puso al mando de su primer equipo y en el caso de los de Unicaja el cambio sí fue más profundo y es ahora Luis Casimiro quien timonea a los de Málaga.
Mucho se puede decir de este partido pero fueron dos factores los que determinaron que Unicaja acabara sacándole los colores al Valencia Basket. La intensidad en la defensa y la profunda preparación de un partido que dejó sin armas a un equipo que se caracteriza por defender, por su juego coral y por el tiro exterior. Valencia Basket caía víctima de su propia falta de intensidad pero también veía como Unicaja ahogaba a sus tiradores, no les permitía un ataque cómodo en la pintura y poco a poco la impotencia iba ganando campo y Unicaja a su vez ganaba en confianza a cada minuto.
Wiltjer no podía tener un mejor debut, anotando los primeros 13 puntos para su equipo dejaba un recado, no importa si soy “el nuevo”, estoy aquí y tengo toda la confianza para demostrar mi valía. En tan sólo 4 minutos lograba que el Carpena coreara “MVP, MVP”. Jaime Fernández también hacía su debut, y vaya que encantó a los suyos. 27 minutos de juego, 14 puntos y 20 de valoración.
Pero no toda la gloria recaería en los recién llegados. Alberto Díaz, que curiosamente fue uno de los jugadores que menos minutos estuvo en la pista, sería el que terminó de revolucionar al Carpena, 5 triples de 5 intentos ponían la moral por el cielo a los jugadores y la felicidad se transmitía a su afición que contemplaba como el debut se convertía en una fiesta.
Si analizamos fríamente los números de los jugadores de Casimiro nos encontramos que en el balance del +/- todos ellos, a excepción de Milosavljevic, tienen un balance positivo. En cambio si hacemos la comparativa con los hombres de Ponsarnau, el balance es prácticamente negativo en su totalidad a excepción de Sergi García y Aaron Doornekamp.
Los valencianos no se encontraron cómodos en ningún momento del encuentro, es verdad que a los 13 puntos iniciales de Wiltjer, ellos aún podían dar respuesta y las distancias en el marcador las mantenían ajustadas, tres triples consecutivos de los taronjas ponían tablas en el marcador, pero esto no duraría más que lo que dura un espejismo. Lla incomodidad en el ataque y la falta de carácter e intensidad terminaron dinamitando a los valencianos. Tras el paso por el vestuario el escenario no cambió demasiado. Los rostros desdibujados de algunos jugadores eran claro testimonio de que la pesadilla se hacía eterna. Bojan Dubljevic era el hombre más acertado desde el perímetro pero en cambio no pudo reinar en la pintura. Mike Tobey, quien sí podía hacer daño bajo la canasta acaba de rematar el mal encuentro para los valencianos, un choque con Carlos Suárez lo deja fuera del partido y con una lesión en el hombro cuya gravedad desconocemos hasta la fecha.
Sergi García, uno de los bases más cuestionados por parte del equipo del Turia sería quien cambiaba la cara al partido, con frescura renovada y un ritmo diferente, lograba reconducir a los suyos y así reducir las distancias en el marcador dejando un average menos dramático pero que en realidad está muy lejos de plasmar lo que en verdad se vivió en el Martín Carpena.
Los próximos partidos se me ocurren decisivos para que los hombres de Ponsarnau puedan dejar atrás el partido del debut en la Liga Endesa 2018/2019. Recalibrar el mal juego, recuperar la defensa que era marca registrada de la casa, devolver intensidad a los jugadores que no hace mucho levantaban el máximo galardón que esta liga puede ofrecer. Se avecinan tiempos en los que la afición estará atenta y el club se verá obligado a levantar el listón que ayer quedó muy bajo. Ya se había sembrado la semilla de la duda en el partido de presentación, aquí el análisis del ese encuentro, y este partido no ha hecho más que corroborar que se avecinan tiempos de cambio.
Los malagueños pueden dormir tranquilos, sus “viejas” glorias siguen ilusionando y sus nuevos jugadores han dado lo que debe dar en un primer partido, todos ellos han dado un golpe sobre la mesa y han demostrado talento individual, trabajo en grupo e intensidad máxima.
@PatriDuarte