División Pacífico: El Rey ha llegado
La estrella más brillante arribó a Los Angeles, pero el equipo campeón logró mejorar su plantilla (aún más). Los Clippers se mantienen competitivos en el presente mirando al futuro, y los Suns y Kings esperan que perder hoy signifique ganar mañana.
Con la NBA a punto de iniciar, desde Grada 3 realizamos una previa de cada División de la liga. Ninguna ha generado tantos titulares de medios periodísticos como la Pacífico, que gracias a la llegada de LeBron James a los Lakers (donde se reúne con jóvenes talentos y una dudosa segunda unidad) buscará mantenerse interesante pese a la abrumadora superioridad de Golden State.
El Rey, los jóvenes y el “Meme Team”
En esta última agencia libre de LeBron o, como la han llamado algunos, su Decisión 3.0, las formas cambiaron: no optó por un show televisivo en ESPN, como cuando anunció que llevaba sus talentos a Miami Heat (desatando una masiva quema de camisetas y una carta –en Comic Sans– del dueño de los Cavs, Dan Gilbert), ni tampoco un emotivo texto en Sports Illustrated, como cuando anunció su regreso (y su promesa de ganar un campeonato) a la ciudad que lo vio convertirse en el mejor jugador del mundo.
En su decisión de unirse a los Lakers, LeBron optó por una escueta misiva a través de la cuenta de Twitter de la agencia que lo representa, Klutch Sports. Las formas cambiaron… el efecto en la liga, no.
Con su promesa finalmente cumplida, los fans no quemaron su camiseta, pero toda la NBA está sintiendo los efectos de su partida. En el Este, como ha notado mi compañero Igor, los equipos más fuertes se regocijan con la posibilidad de llegar a las Finales tras ocho años de monopolio de El Rey, y los equipos menores buscarán tomar ese lugar en postemporada que Cleveland podría dejar.
El Oeste, por otro lado, se carga aún más de estrellas e intensifica una feroz pelea por los últimos puestos para clasificar a la postemporada, siempre y cuando los Lakers cumplan los pronósticos de casas de apuestas de Las Vegas y rocen las 50 victorias (en otras palabras, “el efecto LeBron”).
La temporada de la franquicia angelina va a girar en torno a LeBron y cómo sus piezas jóvenes y prometedoras (Ball, Ingram y Kuzma) se adapten a jugar con él (y la presión que esto acarrea). La plantilla, a excepción de un posible hueco en la posición de pívot, está muy bien balanceada y el verano que viene tendrá espacio para un jugador de contrato máximo (¿Durant?, ¿Kawhi?, ¿Butler?).
Pero si bien Magic y la dirigencia han dado a entender que encararán la temporada con paciencia, desarrollando un equipo competitivo alrededor de LeBron en base a crecimiento interno y jugadores creadores (en vez de traspasos en modo ganar-ahora y jugadores tiradores), ¿qué tan paciente estarán LeBron y los fanáticos si el equipo no funciona correctamente?, ¿cómo funcionará un vestuario compuesto de personalidades volátiles como Lance Stephenson, Michael Beasley y Rajon Rondo?, ¿la presencia dominante de El Rey apresurará o estancará el desarrollo de Ball e Ingram?.
Todavía no sabemos si los Lakers serán una potencia desde el comienzo, un equipo meramente competitivo o si fracasarán más temprano que tarde; pero un equipo aburrido… seguro que no.
Escenario ideal: LeBron y los jóvenes encajan perfectamente, jugando a un ritmo rápido y con un estilo divertido. La segunda unidad y las personalidades volátiles se mantienen competitivas y centradas bajo el liderazgo de El Rey. Llegan a unas Semifinales o Finales de Conferencia y empujan a los Rockets/Warriors a 6 o 7 partidos.
Peor escenario: el crecimiento de Ball, Ingram y Kuzma se estanca. Ante un mal desempeño, explota el vestuario y Magic comienza a sondear el mercado de traspasos. Llegan a Playoffs con un récord bajo o, peor aún, no clasifican, llegando al verano de 2019 con pocas chances de atraer un agente libre top.
Récord 2017/18: 35-47
Récord 2018/19 proyectado por BetOnline Open: 50,5-31,5
Prolongando la dinastía
Los Warriors ganaron un anillo en 2015 con un estilo rápido y efectivo. En 2016, ganaron 73 partidos en temporada regular, récord absoluto, pero desperdiciaron una ventaja de 3-1 en las Finales. Ese mismo verano sumaron a Kevin Durant y ganaron 2 anillos seguidos con récord combinado de 8-1 en las Finales de 2017 y 2018.
Ningún equipo es invencible, y pese a su dominio, los Warriors se mostraron vulnerables en determinados momentos (pocos) de su históricos últimos años, sobre todo cuando los Rockets llegaron a estar 3-2 arriba en las Finales de Conferencia 2017. Pero cómo notó Steve Kerr, “Nuestro talento tomó las riendas”, y las debilidades de los Warriors parecen ser, año tras año, más ideales que concretas, más del terreno del “qué hubiera pasado si…” que de lo que realmente pasó.
¿Cómo mejorar un equipo históricamente bueno? Simplemente sumando al mejor pívot de la liga, DeMarcus Cousins, y creando la plantilla más poderosa de la historia de la NBA desde aquellos Celtics que en los 50’ y 60’ ganaron 11 anillos en 13 años. Muchos analistas consideraban que la llegada de Durant, allá por 2016, “mataba” la paridad competitiva: los Warriors pasaban de ser súper-potentes ofensivamente a simplemente inmarcables. ¿Qué significa, entonces, la llegada de Cousins?.
Es cierto que el pívot va a comenzar a jugar recién cerca de enero, mientras se recupera de una lesión del tendón de Aquiles, históricamente devastadora para todos los deportistas de élite. También es cierto que su estilo de juego podría llegar a colisionar con el estilo de los Warriors. Pero incluso si vuelve al 70% de su nivel, e incluso si adaptar su juego significa perder más juegos de la cuenta en temporada regular, son todos “problemas de ricos”: los Warriors ya eran el rival a vencer sin Cousins.
Escenario ideal: ganan el anillo de la NBA con récord de postemporada 16-0, la primera vez en la historia.
Peor escenario: Cousins vuelve de su lesión siendo una sombra del jugador que era… y los Warriors tendrán que conformarse sólo con Curry, Thompson, Green y Durant.
Récord 2017/18: 58-24.
Récord 2018/19 proyectado por BetOnline Open: 65,5-16,5.
Sin estrellas en el otro lado de Los Ángeles… todavía
Con la marcha de DeAndre Jordan a Dallas, la franquicia ha puesto punto final a su etapa más exitosa, Lob City. La situación actual de los Clippers se parece mucho a la de Miami Heat en estos momentos: tiene una plantilla competitiva, cargada de buenos jugadores de rol pero sin estrellas, un buen técnico y la aspiración de clasificar a postemporada como 7° u 8° de su conferencia. También tiene una diferencia fundamental: flexibilidad salarial.
Mientras los Heat tienen más de 131 millones comprometidos a sólo cuatro jugadores por los próximos dos años (y ninguno de ellos es LeBron James o Kevin Durant), los Clippers van a comenzar el verano de 2019 con multitud de opciones. Con jugadores como Tobias Harris, un versátil alero entrando en su plenitud, van a tener que decidir si ofrecerle un mega-contrato o dejarlo ir guardando espacio para atraer a alguna de las muchas estrellas que van a estar disponibles en la próxima agencia libre.
Los Clippers son competitivos y balanceados ahora, pero podrían ser mucho mejores la temporada que viene.
Escenario ideal: Doc Rivers guía a su competitiva plantilla a postemporada, midiendo fuerzas con Houston o Golden State en primera ronda, o quedan fuera de postemporada y suman una elección de draft de lotería.
Peor escenario: el equipo es menos competitivo de lo esperado frente a una cargada conferencia Oeste, cayendo en la mediocridad de no ser lo suficientemente buenos para competir, ni suficientemente malos para tankear. Los eternos problemas de lesiones vuelven a aparecer. Con este panorama, ninguna estrella llega en 2019 y tienen que sobrepagarle a sus jugadores de rol… cayendo en la situación de Miami por los próximos 3-4 años.
Récord 2017/18: 42-40.
Récord 2018/19 proyectado por BetOnline Open: 42,5-39,5.
Perder para ganar
Los Suns vienen de años de mediocridad, pero esa coyuntura puede terminar tan pronto como este año. Ninguna casa de apuestas los proyecta ni remotamente cerca de postemporada, pero para un equipo joven y experimental como Phoenix, esa no es la vara para medir su éxito.
En un verano ajetreado, han contratado a nuevo técnico, el laureado y experimentado Kokoskov, campeón del Eurobasket 2017 como seleccionador de Eslovenia y campeón de la NBA en 2004 como asistente de los Pistons. También se aseguraron a Devin Booker con un mega-contrato y planean darles las llaves de la ofensiva tras deshacerse de los otros bases de la plantilla, además de elegir la opción más segura en el Draft: el imponente pívot DeAndre Ayton con la primera elección.
Si bien la pretemporada poco sirve para juzgar el potencial real de un jugador, Ayton consiguió 24,4 puntos, 13,4 rebotes y 2,7 tapas (estadísticas por-36 minutos) en 3 partidos, luciendo no sólo como la estrella ofensiva que promete ser, sino además contribuyendo defensivamente (la gran duda respecto a su potencial NBA). A este prometedor dúo hay que sumarle varios jugadores jóvenes y algunos veteranos como Ariza y Chandler.
Los Suns no van a ganar muchos partidos, pero su éxito va a pasar por funcionar bien y sentar las bases para el verano de 2019, donde seguramente incorporen un jugador a través de la lotería de Draft o, por qué no, a través de una concurrida agencia libre.
Escenario ideal: Booker brilla en su nuevo rol y mejora aún más sus promedios de la temporada pasada, Ayton se convierte rápidamente en el jugador que promete ser y los Suns juegan buen baloncesto.
Peor escenario: Booker fracasa en su nuevo rol, y no logra ser más que un anotador. La capacidad defensiva de Ayton va y viene como en su etapa universitaria y los Suns se mantienen, un año más, en la franja mediocre del Oeste.
Récord 2017/18: 21-61.
Récord 2018/19 proyectado por BetOnline Open: 27,5-54,5.
Perder para ganar, II
Otra franquicia destinada a ganar poco este año son los Kings, cuyo éxito o fracaso tampoco va a reflejarse en la columna de victorias-derrotas.
La dirigencia de Sacramento ha sido históricamente desastrosa: ya es famoso el deleite desmedido que su propietario (Vivek Ranadivé) tiene por Buddy Hield, lo que permitió que traspasaran a su principal estrella Cousins a los Pelicans. Esta disfuncionalidad no pasó desapercibida para los mejores jugadores del Draft pasado, que se negaron a realizar pruebas para el equipo o a compartir información médica, como fue el caso de Luka Doncic.
En parte por esta realidad, y en parte por méritos propios, Marvin Bagley III se convirtió en nuevo jugador de los Kings con la elección número 2. Bagley se unió a otros jugadores jóvenes y talentosos como De’Aaron Fox, Harry Giles, Bogdan Bogdanovic y Buddy Hield en la plantilla, pero a diferencia de otros equipos con talento joven, ningún jugador de Sacramento parece una segura futura estrella.
Fox demostró frialdad en la chiquita la temporada pasada, pero sigue siendo un base con un tiro poco confiable; Giles ha pasado más tiempo lesionado que activo; Bogdanovic y Hield fueron muy efectivos desde larga distancia (39,2 y 43,1% respectivamente) pero ninguno parece proyectarse más allá de un jugador complementario. El propio Bagley, si bien es un versátil y ágil ala-pívot, tiene poca masa muscular y envergadura comparado con otros jugadores en su posición, además de que tiene a favorecer en exceso su mano hábil.
Los Kings, a diferencia de los Suns, tienen una plantila de dudoso balance, con un solo alero natural (Justin Jackson) y seis jugadores “grandes” (alas y pívots). Phoenix ya tiene resuelta la búsqueda de sus piedras fundacionales (Booker, quizás Ayton) para el futuro; Sacramento todavía debe separar la paja del trigo.