Cuando el método deja de tener éxito
Marcelino varió su habitual 1-4-4-2 pero tampoco consiguió mejorar la dinámica del equipo.
Hace un año se tildaba de personalidad y jugar de memoria. Hoy es convierte en inmovilismo y tozudez. ¿Qué ha variado? La bonanza de los resultados. ¿ Cuál ha sido la consecuencia? La falta confianza en el método.
Inmovilismo
Si por inmovilismo entendemos la falta de cambios, no creo que sea la forma más adecuada de adjetivar el modus operandi del técnico valencianista. ¿Que es muy fiel a su 1-4-4-2 como mejor disposición táctica del equipo? Cierto es. No hace falta tirar mucho de hemeroteca cuando Unai Emery era calificado justo de lo contrario. Tanto cambio táctico mareaba a los jugadores y les restaba confianza. ¿Cuál es el denominador común de ambas situaciones? La falta de resultados, ese tamiz que todo lo transforma y que utilizamos a gusto del consumidor.
Marcelino se mantiene fiel a dicho dibujo pero sí hace cambios. Contra el Barça lo vimos defender con repliegue intensivo y líneas muy juntas. Contra el Leganés, sin embargo, hizo una presión alta buscando el robo cerca del área contraria. En algunos casos ha optado por Garay en el centro de la defensa, persiguiendo un mejor trato al balón y una salida más limpia del mismo. Con Piccini en la banda derecha se pretende tener una mayor profundidad en ataque. Cuando Vezo ocupa ese lateral, la prioridad defensiva es evidente. En ataque, Gameiro o Batsuhayi ofrecen diferentes cosas al equipo y no se juega igual según esté uno u otro sobre el césped.
Argumentos
Siempre defendiendo a sus jugadores, Marcelino ha argumentado tácticamente en muchas ruedas de prensa los males que aquejan a su equipo. Y casi nunca ha faltado en dichos argumentos el aspecto psicológico de sus jugadores. Sobre Rodrigo ha dicho que se precipitó integrándolo en la dinámica del equipo con tan poco descanso tras el mundial, generando un desgaste para el que quizá no estuviera preparado. Respecto a Parejo, ha hablado sobre distracciones externas que están afectando al jugador. Su mejor defensa, ponerlo a jugar. El bajo rendimiento y la influencia negativa de algunas de sus acciones han reavivado fuegos que se creían apagados. La afición al fútbol y la valencianista no es una excepción no entiende de memoria, ni de trayectorias. Solo ve y vive el presente, y este no es muy brillante en los tiempos que corren. Haría bien el ex del Villarreal en apartar de los focos al de Coslada para que su mala relación con la afición no se extienda a todo el equipo. Defendió también a Batshuayi diciendo que lo puso a jugar muy pronto cuando su estado de forma no era el idóneo. De nuevo cargó con la responsabilidad, eludiendo a sus jugadores de ella.
Soluciones
Habla de generar más fútbol, aprovechar más las oportunidades y ganar duelos individuales. El primer factor puede trabajarse día a día en Paterna. Movimientos, estrategias, desdobles, crear y ocupar espacios, cambios de orientación, etc… Respecto a la segunda, consiste en dar confianza, creer en sus jugadores y reforzarles en su trabajo. Ganar duelos individuales es el único concepto que maneja Marcelino que se escapa de su control más directo y en el que vuelve a asomar el aspecto psicológico. La falta de confianza provoca las dudas en muchos movimientos y todo lo que antes fluía con cierta naturalidad, ahora se nota atascado y torpe. Obviamente, la aportación de jugadores diferentes y con mayor capacidad de desequilibrio como Guedes o Cheryshev puede ser definitiva para dejar los empates en el baúl de los recuerdos.
Foto destacada vía: altorendimiento.com
@VicentSarrion