Baraja, vete ya. Por tu incapacidad para encontrar soluciones. Por evidenciar que tu labor de entrenador no existe realmente o, al menos, dista mucho de merecer aprobación.
Baraja, vete ya. Por engañar al sportinguismo. Por no decir más que sandeces en rueda de prensa. Por querer echar balones fuera y sacar pecho de que el Sporting compite, cuando hasta un ciego ve que mientes.
Baraja, vete ya. Por resultados. Que un teórico candidato al ascenso haya sumado 14 puntos de 33 posibles no es casualidad. Que se encuentre a tres del descenso, tampoco.
Baraja, vete ya. Por autocrítica, esa que nunca aparece. Reconocer tus errores es muestra de arrepentimiento y honra. También, conforma la base para el arreglo de lo que no funciona. Advertir el problema es el empiece de su solución. Pero te niegas una y otra vez.
Baraja, vete ya. Por estar en las antípodas del carisma. Por no transmitir. Si la grada no se identifica con el equipo, quizás sea debido a lo que ve en el césped. Y eso forma parte de tu responsabilidad.
Baraja, vete ya. Por ideas. O por falta de ellas. Que todavía no se sepa a qué juega el Sporting es sinónimo de ausencia de rumbo. Y eres tú el que dirige la nave.
Baraja, vete ya. Por decencia. Basta ya de hacer el ridículo. Basta ya de mirar al suelo y no levantar la cabeza para dar una mísera orden. Basta ya de refugiarte en el banquillo de turno. Se llama carácter, y es una de las cualidades que no tiene el Sporting, ese equipo que se configuró a tu antojo y al que no has sabido exprimir.
Baraja, vete ya. Porque el Sporting te queda grande. Porque la afición no te quiere. Por tu empecinamiento en buscar culpables en los asientos de El Molinón. Ya te lo dijeron hace tiempo: son los albañiles los que tienen presión.
Baraja, vete ya. Por denostar Mareo. Pablo Pérez, Salvador, Nacho Méndez, Isma Cerro y otros muchos merecen una oportunidad de verdad: que confíen en ellos para algo más que un partido de Copa o los últimos minutos de otro de Liga. Hablar de oportunidades es hacerlo de continuidad.
Baraja, vete ya. Por tu incompetencia para hacer un cambio a tiempo y bien. Por tu extraña habilidad para plantear cada partido siempre del mismo modo previsible e ineficaz. Por tu costumbre de repetir esquema, carencias y errores. Por tu nulo estudio del rival.
Baraja, vete ya. Porque el Sporting rindió cuando regresó el mejor extremo de toda Segunda y te sacó las castañas del fuego. Porque ya desde el final de la temporada pasada se apreciaba que iba cuesta abajo y porque tú, máximo responsable, no has sabido frenarlo.
Baraja, vete ya. Porque como dijo aquel: dimitir no es un nombre ruso.