Tras once jornadas ligueras en la categoría de bronce, los números del Racing de Santander son de meter miedo. Pero no en sentido peyorativo; sino de infundirlo a sus rivales. El cuadro de Iván Ania ha enlazado un inicio de temporada en el que roza la matrícula de honor.
Es difícil encontrar una ciudad de todas las que poseen un equipo en Segunda ‘B’ esta temporada que esté en un estado de euforia como Santander. Líderes de su grupo, con once victorias en catorce encuentros disputados y despachando un fútbol vistoso, alegre y, sobre todo, dominante. Un inicio de temporada que les ha llevado a tutear, plantar cara y merecer mucho más frente a un equipo que ayer jugó en Europa League frente al Milan.
Unos números que asustan
El cuadro de Iván Ania es líder de puntuación de toda la Segunda ‘B’. Suman veintiséis puntos de treinta y tres posibles, un registro que ningún otro conjunto de bronce alcanza. Solo UCAM Murcia, con un punto menos pero el mismo número de victorias, se le acerca. Precisamente racinguistas y azuldorados, entrenados por un ex-racinguista como Pedro Munitis, se enfrentaron en Copa del Rey. Y el duelo no tuvo apenas color, pues el Racing fue muy superior y se llevó el triunfo.
En su grupo está dominando también con mano de hierro. En su casa, en El Sardinero, está intratable. Cinco victorias en cinco encuentros, con dieciséis goles anotados y solo uno encajado. Pero a domicilio la línea es también muy buena. Solo han caído en Gijón frente al Sporting ‘B’ y fue un encuentro condicionado en una parte por decisiones arbitrales. En los otros cinco encuentros ha logrado tres victorias y dos empates.
Pero los números del Racing van más allá de los puntos sumados y las victorias conseguidas. Es el conjunto que más goles anota de toda la Segunda ‘B’; veintiséis. Una media de 2,36 goles anotados por partido. Pero también es notable la cifra de goles encajados. Su guardameta Iván Crespo solo ha tenido que recoger el balón de sus mallas en siete ocasiones. Y tres de ellas fueron en el partido en Gijón. Solo ocho conjuntos de toda la categoría encajan menos goles que los racinguistas.
Todo esto lleva a la irrefrenable conclusión de comparar estos números con los del último ascenso que logró el equipo entrenado por Paco Fernández en la 2013/2014. Tras once jornadas disputadas aquel Racing sumaba dieciocho puntos. Cuatro victorias, seis empates y una sola derrota; con diecinueve goles anotados y doce encajados. Un conjunto que acabaría siendo campeón de grupo con 66 puntos y ascendiendo en la eliminatoria de campeones al vencer al UE Llagostera.
Pero los números pueden engañar…
Lo anterior son los números. Datos fríos, sin alma y que pueden ser muy bonitos, pero que pueden ocultan varias cosas. La primera que estamos en Noviembre y que los ascensos se logran en Mayo/Junio. La segunda es que otros años el Racing hizo esos mismos números. Sin ir más lejos hace dos campañas, cuando el equipo se estrelló frente al filial culé en la última eliminatoria del play-off, el cuadro que entrenaba Ángel Viadero calcaba la misma puntuación y el mismo número de victorias. Y como esas dos, cualquiera que lea este artículo seguro que se le ocurre alguna más.
Pero hay algo que es mucho más difícil de rebatir. Y es el juego desplegado por el cuadro cántabro. Un juego en el que busca siempre ser el dominador de los partidos. Un juego en el que busca siempre la portería contraria. En definitiva, un juego con el que el Racing quiere demostrar que salir de esta categoría es su máxima prioridad y que quiere hacerlo sin especular. No quiere que sus rivales caigan por el propio peso de ser inferiores al cuadro cántabro. Éste quiere derrotarlos y demostrar en el campo que es mejor.
Y el club busca mejorar la plantilla
Todo lo anterior es algo mérito de un cuerpo técnico y una plantilla muy renovados este verano. Al Racing llegó el pasado Marzo José Luis «Chuti» Molina para dirigir las riendas deportivas. En sus manos quedaba elaborar un equipo que devolviese la ilusión y pelease por el ascenso con argumentos de peso. Un trabajo que, aunque pueda parecerlo, no está acabado. Y es que el Racing no tiene ese goleador que marque las diferencias que la dirección deportiva buscó (y sigue buscando) en el mercado. Motivos para la ilusión en Santander tienen. Y muchos.