Marc Pedraza es el típico jugador alejado de los focos pero que su trabajo tiene un infinito valor dentro del vestuario. El barcelonés no marca goles, no da asistencias ni acumula premios al mejor jugador del partido pero si qué acumula elogios por parte de los que saben de este mundo.
Tras un año en Segunda ‘B’, el Mallorca afronta el retorno a LaLiga 1|2|3 con ilusión y con Marc Pedraza como ancla en el centro del campo. El pivote defensivo ha encontrado en Son Moix el ecosistema perfecto para demostrar sus dotes junto a Salva Sevilla y Dani Rodríguez.
Hijo de Ángel, también dejó rastro en Mallorca, se ha convertido en la unión perfecta entre sus dos compañeros del centro del campo y la defensa. Es capaz de dar salida de balón incrustándose entre los centrales atrayendo al delantero rival para crear superioridad a la hora de crear. Otorga balones a los jugadores que tienen más ventaja en el campo para que el siguiente pase sea clave en el devenir de la jugada. Su buen criterio a la hora de inicar la jugada provoca que el equipo parta en ventaja en la mayoría de transiciones que realiza el equipo de Vicente Moreno.
Cuando no está el equipo lo nota, se vuelve un poco más caótico, Pedraza otorga orden a la medular del conjunto barralet. El partido ante el Granada, el Mallorca pecó de desordenen la segunda parte, precisamente cuando Pedraza tuvo que abandonar el rectángulo de juego por molestias, en su lugar entró Baba que no fue capaz de hacer menos notoria la ausencia del barcelonés.
Desde el silencio y la oscuridad del trabajo diario, Marc Pedraza se ha elevado como pieza clave en el esquema de Vicente Moreno. Vital en la salida de balón, perfecto al corte y audaz en el posicionamento no se cae del once titular en ningún partido, solo lesiones o sanciones pueden hacer que el jugador de Barcelona no sea de la partida. Moreno lo sabe, Pedraza y 10 más.