Los tres puntos se quedan en el Metropolitano
El Atlético de Madrid consigue remontar un partido en el último suspiro con el VAR y Diego Godín como protagonistas
Hoy, día 10 de noviembre, la Liga Santander nos regalaría un duelo entre ‘leones’ y ‘colchoneros’, es decir, un -auténtico clásico- Atlético de Madrid -el Atleti- contra el Athletic Club -Athletic de Bilbao-. El Metropolitano sería testigo de este partido correspondiente de la jornada doce. Una vez el reloj de José María Sánchez, árbitro del encuentro, las 18:30 daría comienzo con su silbido inicial.
Ante la expectación de los aficionados rojiblancos (de ambos equipos) el partido arrancó tranquilo, con un ritmo de partido bajo. Los locales eran dueños del dominio del balón, los del ‘Toto’ Berizzo, controlaban el tiempo, se sentían cómodos ante el planteamiento que les proponía su rival. Los de Simeone tenían las ideas claras: ante pérdida, presión asfixiante. Cercar a su rival en campo propio, aún así, los visitantes en ningún momento se vieron en serios apuros.
El Atlético de Madrid llevaba la iniciativa del partido, hasta que en el minuto 8, Antoine Griezmann se iba a sacar de su chistera un balón -aéreo- a la espalda de la defensa de los vascos. Un pase milimétrico con Filipe Luis como destinatario, este decide asistir de cabeza a Diego Costa, pero jamás llegaría ese balón al delantero ‘colchonero’. Tan solo un minuto después, Susaeta -en la réplica- conseguiría disparar a portería con un golpeó seco que no puso en apuros al portero esloveno.
Los minutos seguía pasando y el Atlético de Madrid no conseguía abordar a un Athletic muy bien plantado en el césped. Rodri y Thomas trataban de incrementar el ritmo de partido cuando los locales no tenían el balón realizando una exhaustiva presión. Sin embargo, el fútbol no siempre cumple el guión establecido. Un partido, donde ninguno de los dos propiciaron ocasiones claras para adelantarse en el marcador…
Pero, en el minuto 36 llegaría el gol de Iñaki Williams, se adelantan los leones en el Metropolitano. Un disparo de Mikel San José que se estrella en la madera tras intervenir Jan Oblak, el delantero vasco aprovecha el rechace y hace el gol a puerta vacía. La jugada viene iniciada por el costado diestra, De Marcos filtra un buen balón -al espacio- para Susaeta cogiendo la espalda del lateral zurdo del Atlético de Madrid, Filipe Luis. Una vez pisa área el extremo diestro del Athletic levanta la cabeza y ve la llegada de su compañero desde segunda línea. Lo demás, es historia.
El segundo tiempo comenzaba con Simeone moviendo ficha, arriesgado el técnico argentino, decide sustituir al joven -central- Montero por Vitolo. Las intenciones eran claras: ganar. En cambio, el Athletic no salió reservado, sí con cautela, no dudo en atacar. En ningún momento rechazó intercambiar golpes con el equipo madrileño. La ventaja para los ‘leones’, y principalmente para Iñaki, sería la facilidad con la que encontrarían espacios para correr a la espalda de una defensa improvisada, con Godin-Saúl de centrales.
Ante una defensa novedosa, un equipo volcado y un Athletic saliendo rápidamente, a atacar los espacios vacíos, solo podría ser Oblak quien mantuviese las expectativas del equipo ‘colchonero’ de ganar el partido. Una incorporación al ataque de Unai Núñez, quién se disfrazó de genio, para asistir a Williams de tacón, el delantero del Athletic se encontró al muro esloveno que evitó el gol en el minuto 58. Los de Simeone -dando un paso al frente y con todos los cambios realizados- consiguen empatar el partido por mediación de Thomas, en el minuto 61. El centrocampista ghanés logró poner el empate en el marcador tras un ‘latigazo’ desde -unos 25 metros- larga distancia. Un misil tierra-aire en el que poco pudo hacer Iago Herrerín, al dar un -pequeño- paso al lado opuesto, imposibilitando que cualquier estirada le permitiese llegar.
Poco duraría la alegría en el Metropolitano, cuándo Iñaki Williams, esta vez sí, perforaría la meta ‘rojiblanca’. Un envío directo a la espalda de Godin a la carrera del delantero vasco. Inalcanzable la zancada de Iñaki, el central uruguayo solo pudo presenciar la tragedia. El león atacaba de nuevo, y en esta ocasión el oso quedaba muy dañado. El Metropolitano se silenció con el rugir del león. El terreno de juego pasó a convertirse en un campo de batalla, un Atlético que divagaba por el empate y un Athletic esperando para sellar el partido. Los locales no desistieron, la afición no dejó de animar. En el estadio se respiraba un sinfín de aromas, los más optimista desprendían una fragancia de victoria, otros daban por perdido el encuentro, pero nunca dejó de animar.
Los minutos pasaban y con el avance inexorable del tiempo las posibilidades de ganar se reducían a un milagro. Los visitantes mantuvieron la compostura constantemente, se mantuvieron firmen a las incesantes ofensivas de sus rivales. Berizzo veía cada vez más cerca el triunfo, hasta que en un córner -allá por el minuto 80- Thomas -omnipresente en el día de hoy- colgó un balón al primer palo dónde se encontraba su fiel compañero de baile: Rodri. El joven ‘rojiblanco’ cabeceó sin oposición, al anticiparse a su marca. El balón acabó fuera del alcance del portero y supondría el empate, de nuevo.
Todo parecía acabar aquí, pero el Atlético no cesó, sabía que su rival estaba más desgastado e inquietante, jugaban lejos del aliento de su gente y eso acabó por notarse. Aquellos que por unos instantes soñaron con conseguir la victoria tras el segundo zarpazo de los ‘leones’, dejaron de soñar. El milagro se obró, en una jugada rocambolesca, no podía ser de otra forma. Nadie habría imaginado que un Godín lesionado desde el minuto 70, siendo más un lastre que un arma daría los tres puntos al Atlético de Madrid, pero así fue. El fútbol tiene este componente ilógico, dónde nada está escrito hasta que -en este caso- José María Sánchez pitara el final del partido.