Fin de semana de derbi en Asturias. Los dos principales equipos de la región se enfrentaron en el Carlos Tartiere en un encuentro en el que, aunque se vio poco fútbol, el sentimiento era incontrolable. Daba igual cómo se jugase, las ocasiones o la presencia en campo rival. Lo importante era ganar al eterno rival. Oviedo y Sporting volvieron a dejar una gran imagen de lo que es un derbi. Un partido con tensión, con un ambiente espectacular y con dos aficiones ejemplares que intentaron llevar a su equipo hacia la victoria desde mucho antes del encuentro. Volvió a triunfar la carbayona, que se llevó la contienda, al igual que en la pasada temporada.
Los males se esfumaron
- El Oviedo sale reforzado. Los azules llegaban al derbi sumidos en un mar de críticas. Los resultados no acababan de llegar. La dura derrota en Riazor había dejado muy tocado al equipo, que afrontaba el derbi como un partido decisivo. Y así fue. Salieron a comerse el césped desde el principio. La avalancha duró quince minutos. Los que le bastaron al cuadro de Juan Antonio Anquela para cerrar el encuentro. A partir de ahí, el equipo supo gestionar la ventaja. Ahora toca hacer buena la victoria ante el Reus, también en el Tartiere.
- Mejor con Saúl. La primera parte del Oviedo fue de esas que se deben recordar siempre. Los azules fueron muy superiores. Mostraron una de sus mejores caras, algo que quizás no se vio en el segundo acto. Casualidad o no, el equipo volvió a demostrar que cuando Saúl Berjón está en el campo todo es distinto. Se generan espacios, líneas de pase, se desequilibra con mayor facilidad, se ve a Mossa en más ocasiones llegando a línea de fondo… En definitiva, que el ‘10‘ esté en el campo siempre es la mejor noticia.
- Ibra toma la delantera. Y nunca mejor dicho. El punta lleva tres goles en los últimos cuatro partidos. Ante el Sporting, el atacante no perdonó en la primera que tuvo. Una media chilena para adelantar al Oviedo y hacer rugir al Carlos Tartiere. Ibra lo celebró por todo lo alto. No era para menos. Su primer gol en un derbi y ante su gente. El punta ya es uno de los fijos en los esquemas de Juan Antonio Anquela.
- Quince minutos para recordar. El Oviedo dejó el partido sentenciado en quince minutos. Los azules saltaron al campo más concienciados que el Sporting, y prueba de ello fue el gol de Ibra a los seis minutos de juego. Antes del tanto de Alanís, Berjón tuvo un mano a mano que sacó a la perfección Mariño tras un error defensivo. Los carbayones lograron, en ese cuarto de hora, pasar por encima a los rojiblancos, que apenas las vieron venir.
Fin de una etapa
- Baraja es historia: La principal consecuencia del derbi es que Rubén Baraja ya es historia en el Sporting. La derrota le costó la destitución y la promoción de Jose Alberto López al primer equipo. El técnico volvió a verse superado un partido más y elevó a ocho el número de jornadas sin ganar. Y para más, no es solo haber caído en el derbi. Es que el vallisoletano deja al Sporting en una grave crisis deportiva. Solo dos puntos sobre el descenso y a siete del play-off. El destrozo provocado por el tardío relevo en el banquillo es notorio.
- Horribles y sin ideas: Al Sporting se le fue el derbi en apenas quince minutos. La lesión de Isma Cerro (que a falta de confirmación oficial le hará perderse lo que queda de temporada) y los goles de Ibra y Alanís dejaron el derbi visto para sentencia en quince minutos. A partir de ahí el cuadro azul, que dispuso de alguna acción para aumentar su renta, se mostró conservador. Pero el Sporting se mostró horrible y sin ideas. Desde el banquillo no se aportó ninguna solución y los problemas para generar ocasiones de gol de los anteriores encuentros volvieron a hacer aparición.
- Una falsa reacción: El penalti de Forlín sobre Neftalí (cuarto que el jugador suizo provoca esta temporada) puso al Sporting un gol abajo a falta de un cuarto de hora. Pero fue una falsa reacción del cuadro rojiblanco. El Oviedo controló perfectamente los minutos finales y no sufrió para mantener su victoria. De hecho es que no tuvo ni que esmerarse en labores defensivas ante la incapacidad neta del Sporting para generar peligro. Solo Djurdjevic con un intento de vaselina sobre Champagne sin éxito puede decir que tuvo una oportunidad para empatar.
- Borrón y cuenta nueva: Aunque un derbi siempre es un derbi, y perderlo es un trago incómodo, en el Sporting no se quedan lamiendo las heridas. Han abierto las ventanas y aireado toda la casa. Lo que se llama hacer borrón y cuenta nueva. El viernes toca un nuevo partido, con nuevo entrenador y, veremos, si nueva propuesta. Dada la inmediatez de ese choque frente a un conjunto en ascenso como el Granada, se antoja complicado ver un cambio inmediato y radical. Pero si el equipo tras caer vuelve a protagonizar una racha de doce partidos sin perder, hasta se dará por bueno el revolcón del pasado sábado en Oviedo.
Imagen destacada: realoviedo.es