Unas cuantas galopadas de Gonçalo Guedes, unos cuantos desmarques de Rodrigo Moreno y la efectividad de Santi Mina. Estos elementos unidos fueron más que suficientes para que el Valencia consiguiera su primera victoria liguera en casa. No hizo falta un salvador Neto, ni un omnipresente Soler. Fue un encuentro plácido, cómodo para afrontar una semana decisiva. Ni la ausencia de Kondogbia o Garay se pusieron como excusa por el resultado. Mestalla respiró tranquilo y tuvo una tarde sin sobresaltos.
Aún no estando a pleno rendimiento, el extremo luso volvió a demostrar su capacidad de desborde. Sus diagonales volvieron a ser eléctricas, desequilibrantes y dando la profundidad necesaria al ataque blanquinegro. Con un Soler más oscuro y menos presente en la banda derecha, su aportación ofensiva era imprescindible.Y estuvo presente mientras le duraron las fuerzas, mermadas por una lesión.
El Valencia necesita ser eléctrico para generar superioridades, para llegar con claridad a portería. El primer gol de Mina es un claro ejemplo de esa velocidad y esa verticalidad. Tres toques, mucha velocidad y llegada con claridad y al espacio del delantero gallego. Una buena definición y ventaja en el marcador. El escenario perfecto y preferido por el Valencia de Marcelino. Con espacios por delante, la presión de Coquelin, Parejo y Soler da mucho mejores frutos para las cabalgadas de Guedes. Robando en campo contrario, la efectividad y el peligro de las contras aumenta exponencialmente.
Si a todo esto unimos la inocencia de la defensa rayista a la hora de sacar el balón, el cóctel emborracha a un equipo ávido de correr. Necesitado de sentirse a gusto y con confianza. Los destellos que se dejaron ver en Getafe se confirmaron el pasado sábado ante los vallecanos. Los primeros pasos muestran una ligera recuperación del enfermo pero una recaída podría ser fatal y las primeras horas tras salir del coma son críticas. Juve en Champions y Madrid en Liga Santander serán las piedras de toque para calibrar la confianza adquirida.
@VicentSarrion