El dicho popular reza «entrenador nuevo, victoria segura». Y aunque en el Sporting esta semana se ha producido, del dicho al hecho suele haber un trecho. Conseguir que un equipo muerto y sin fútbol venza por primera vez en liga fuera de casa es una buena señal. Que lo haga por primera vez en la historia en el Nuevo Los Carmenes es un hito, por más nimio que suene. Que lo haga en casa del segundo clasificado, que aún no había perdido como local este año es importantísimo.
Durante la semana se han repetido en todas las ruedas de prensa de integrantes de plantilla criticas veladas al anterior entrenador y al anti-fútbol que planteaba
En Granada, el Sporting fue atrevido, valiente, vertical, ofensivo y dispuesto. Todo lo que el sportinguismo necesita para engancharse a una plantilla. Todo lo que el equipo no había sido este año.
Jose Alberto López llegó con unos mensajes claros que resumiría en dos palabras. Rendimiento y valentía. Por lo que el primer examen lo superó satisfactoriamente. El juego del equipo fue bueno por tramos, siguiendo la tónica irregular de la temporada, pero pretender que un equipo sin trabajar, con una falta alarmante de mecanismos sea capaz de dominar a un aspirante a subir es de ilusos. Una semana no es suficiente para implantar a los jugadores un modelo de juego. Sin embargo si se pudieron ver partes del mismo y de muchos jugadores que pueden ver el cielo abierto con el cambio, por un motivo u otro.
Por una parte jugadores como Andre Sousa, Peybernes o Nacho Méndez que no encajaban con el «modelo» de juego de Baraja, pueden ser muy importantes con el nuevo entrenador. Otros como Djurdjevic, Álvaro Jimenez, Lod o Geraldes se ven muy favorecidos por el juego que se propone ahora y el rendimiento que den de este momento en adelante debe ser el que juzgue su calidad. En el otro sentido tenemos muy pocos jugadores que puedan verse influidos negativamente con el cambio de entrenador. Quizá Alex Perez, Hernán o Molinero por citar algunos, que eran importantes para Baraja, ahora pueden perder su status de indiscutibles o importantes.
En números gruesos es prácticamente imposible que el cambio pueda significar ir a peor. Y más tras lo visto en Granada. Sin embargo un entrenador depende enormemente del vestuario y de si éste le quiere hacer caer, aunque por suerte parece que el vestuario de este año es muy bueno en ese sentido. Durante la semana se han repetido en todas las ruedas de prensa criticas veladas al anterior entrenador y al anti-fútbol que planteaba. Algo que no deja de ser extraño cuanto menos, ya que en ningún momento se podía intuir una fractura entre el míster y el vestuario. En ningún partido del Sporting se vio nada que recordara a una «cama» de los jugadores, asi que por el momento el entrenador puede estar tranquilo.
Por primera vez en la temporada el sportinguismo tiene motivos reales para ilusionarse y no solo esperanzas. Ojala sea el inicio de lo que esta por venir, pero hay otra pregunta a la que aún no hay respuesta. ¿Estará el equipo a tiempo de poder pelear por el ascenso? ¿O será demasiado tarde? El tiempo, como juez insobornable de todos los actos dictará sentencia.