El 2018 para el Unión Popular de Langreo: Licencia para soñar
El cuadro langreano regresó a la división de bronce cuatro temporadas después y finaliza el año más cerca del play-off de ascenso que del descenso
Acabar como quinto clasificado del grupo II de Segunda División ‘B’ un año que lo iniciaste como tercer clasificado del grupo II de Tercera División no puede suponer más que un grandísimo año para la familia del Unión Popular de Langreo. Un año en el que el Unión ha pasado de militar en la cuarta categoría del fútbol español a hacerlo, por sus propios méritos, a pelear casi por ascender a la segunda categoría.
Una gran racha que no fue suficiente para quedar campeón
Un 2018 que arrancó con el cuadro langreano muy similar en su composición al que lo termina. Y es que son muchos los jugadores, además del mismo cuerpo técnico encabezado por Hernán Pérez, que continúan en aquel equipo que comenzó el año que ya está cerca de extinguirse ganando por 3-0 al TSK Roces. Aquel triunfo mantenía a los langreanos terceros en su grupo de Tercera División. Lejos en puntos de la cabeza que ocupaba el Marino de Luanco a seis puntos de distancia. Pero sería el germen de un año magnífico.
No conocerían la derrota los pupilos de Hernán Pérez en ese 2018 hasta el mes de Abril. Una racha desde el cambio de año en el que el cuadro del Nuevo Ganzábal sumó veintinueve de cuarenta y dos puntos posibles. Fue el Gijón Industrial, el 7 de Abril, con un triunfo por 0-1 en el campo langreano quien rompió esa racha. Tras ese encuentro el Langreo, que marchaba segundo a un punto del líder, vio como el liderato se le iba a cuatro puntos. Una distancia que ya no conseguiría reducir y se le escaparía el campeonato de Tercera. Pero acabaría segundo, lo que le daba pleno derecho a jugar la fase de ascenso.
Un play-off de puro sufrimiento
En ese play-off de ascenso el Langreo superaría al Alondras gallego, al Náxara riojano y al Orihuela valenciano. Con los gallegos todo se presumía tranquilo tras el 0-3 de la ida en Cangas, pero en la vuelta los gallegos remontaron y enviaron la eliminatoria a la prórroga, donde el Langreo supo sentenciar. Con el Náxara riojano el Langreo regresó de La Rioja con un 2-1 adverso, pero un contundente 5-0 en la vuelta les permitió avanzar a la última fase. Ahí esperaba el Orihuela. La ida, en tierras alicantinas, se saldó con un 2-1 que le dejaba todo abierto gracias a un gol de Nacho Calvillo en el descuento. Y en la vuelta el cuadro langreano lograría el ascenso con un agónico 1-0 que le devolvió a la categoría de bronce.
La celebración fue corta, pues pronto el equipo debió pensar en la planificación para su regreso a Segunda División ‘B’. Se apostó por una línea continuista. Once jugadores, la mitad de la plantilla, y el cuerpo técnico continuaron. Además la dirección deportiva, con el ex-internacional Miguel Pérez Cuesta «Michu» a la cabeza, cerró diez incorporaciones. Muchas de ellas con una elevada experiencia en la categoría o en categoria superior. Son casos como los Zubiri, Imanol Elías, Allyson, David González o Dani Abalo.
El Nuevo Ganzábal, su fortín
La temporada comenzó de forma sensacional para el Langreo. Con una victoria para empezar y tres empates consecutivos frente a rivales de enjundia como Oviedo Vetusta, Logroñés o Sanse. Solo el Mirandés en la quinta jornada, y con mucho sufrimiento, logró frenar el buen arranque unionista. Además, en Copa del Rey fueron superados por el Logroñés, pero el Langreo se mostró pronto como un conjunto bien adaptado a las vicisitudes de esta categoría y más aún a este grupo. Un grupo con unas condiciones más particulares por su elevado nivel de disputa característico de los equipos de la geografía vasca. Pronto lograron hacer de su campo un fortín. Además del Mirandés, solo el Sporting ‘B’ logró además sacar la victoria del coliseo langreano.
Donde más tardó en ser fiable el Langreo fue a domicilio. No logró su primera victoria lejos del Nuevo Ganzábal hasta el 4 de Noviembre, en Ellakuri por 1-3. Pero para entonces su gran dinámica como local le había llevado ya a ser un ocupante estable de la zona media de la tabla. Solo en su visita a Lezama, donde encajó un tan contundente como engañoso 5-1, el Langreo estuvo lejos de la victoria. En el resto de encuentros, fuese cual fuese el resultado final, nunca se mostraron inferiores a su rival.
Lo que logró esa mejoría es que ahora, el Unión sea quinto clasificado en Segunda ‘B’. Una clasificación en la categoría de bronce que el Langreo no alcanzaba a estas alturas de un campeonato desde la campaña 1995/1996. En aquella temporada el conjunto que dirigía José Carrete, llegó a estar quinto en la vigésimo primera jornada, aunque acabaría la temporada en el décimo puesto.
Un 2019 con licencia para soñar
En definitiva, un año 2018 que calificarlo de exitoso puede quedarse incluso corto. Pero un año que deja al equipo con más de medio objetivo de la temporada actual cumplida y con capacidad para pensar en una cota mayor que la propia permanencia. Lo que está claro es que 2019 será un año en el Langreo tiene capacidad para soñar. La tiene y debe hacerlo. ¡Puxa Unión!.