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El 2018 para el CD Mirandés: Caer para volver a levantarse

Los jugadores del Mirandés celebran el gol de la victoria en Zubieta (Foto: Paula González - CD Mirandés)

Los jugadores del Mirandés celebran el gol de la victoria en Zubieta (Foto: Paula González - CD Mirandés)

El 2018 para el CD Mirandés ha distado bastante de ser el año soñado. Un año en el que el cuadro rojillo aspiraba con todas las de la ley a regresar al fútbol profesional solo doce meses después de la caída a la Segunda ‘B’, pero en el que pagó muy caros algunos errores propios y puntuales aciertos de sus rivales. Pero lejos de pararse a lamer las cicatrices de la batalla perdida, se incrementó el trabajo. Se inició un nuevo proyecto. Un nuevo intento que dejó dudas en el inicio, pero que acaba el año 2018 siendo muy solvente y confiando en que esa robustez permita celebrar éxitos en el 2019 venidero.

Un inicio de año difícil

El Mirandés empezó el año como líder destacado del grupo II, pero esa condición duraría poco. Tres derrotas consecutivas le hicieron caer al segundo puesto a cinco puntos del líder. Fueron unos meses en los que la irregularidad y la falta de continuidad en el juego y resultados impedían al Mirandés asaltar el liderato. Pero los rojillos sí eran lo suficientemente solventes para mantenerse siempre en la segunda plaza. Al acecho de un Sporting ‘B’ que aguantaba bien el mano a mano.

Pero fue en las últimas cinco jornadas cuando el Mirandés no falló. Ahí, en las jornadas decisivas, donde se forjan los campeones, fueron mejores que nadie y tras sumar trece de quince puntos posibles se proclamaron campeones gracias a un gol de Diego Peláez al Gernika en Anduva. Un título de campeón que permitía al cuadro de Pablo Alfaro poder ascender en una eliminatoria a doble partido frente a otro campeón de grupo.

Se encontraron con un Mallorca prácticamente imbatible. A pesar de caer por 3-1 en la ida en Son Moix, el gol de Pito Camacho dejaba un resquicio abierto a una remontada. Pero ésta no llegó y el Mirandés se veía obligado a ir por el camino largo. Su próximo rival sería el Extremadura. Tras el encuentro de ida todo parecía ir como la seda. Los rojillos vencieron por 0-1 en el Francisco de la Hera y tendrían que sentenciar en Anduva, pero el Extremadura se rehizo y enmudeció el coliseo rojillo con un 0-2 que apeaba a los castellanos del sueño del ascenso.

Pablo Alfaro no continuó en el Mirandés tras fallar en el objetivo de lograr el ascenso

Profundo lavado de cara

No fue inmediato, pero varios días después se confirmó lo que parecía un secreto a voces. Pablo Alfaro no continuaba en el banquillo. En su lugar llegó el abulense Borja Jiménez. Un técnico joven, pero sobradamente preparado y que había realizado buenos papeles en las categorías formativas del Real Valladolid y en el CD Izarra. Pero que había destacado sobre manera al estar muy cerca de clasificar al Rápido de Bouzas, un humilde club vigués recién ascendido desde Tercera a un play-off de ascenso a LaLiga 1|2|3.

Borja Jiménez llego a Anduva para devolver al Mirandés a LaLiga 1|2|3 (Foto: Paula González – CD Mirandés)

La plantilla también sufrió una importante remodelación. Solo continuaron nueve jugadores que tenían contrato en vigor y llegaron una docena de nuevos jugadores. Algunos como Hugo Rama, Álvaro Rey, Matheus o Claudio Medina piezas fundamentales en el buen desempeño de los castellanos en la primera mitad de la temporada actual. Entre medias la tumultuosa salida del equipo de Diego Cervero, máximo goleador del equipo, tras un desencuentro con el cuerpo técnico y directiva rojilla.

Un inicio de temporada con dudas, pero un final de año cum laude

La temporada, a pesar de las altas expectativas puestas, no empezó bien. Dos jornadas sin ganar y eliminados de la Copa del Rey a las primeras de cambio fue un peaje inicial que el cuadro rojillo tuvo que pagar. Se encontraron, a partir de ahí, con un Mirandés que lograba lejos de Anduva lo que no podía hacer en su campo. Cuatro victorias consecutivas a domicilio, pero no fue hasta la décima jornada que logró la primera victoria en Anduva frente al Tudelano por un contundente 3-0.

Desde ese encuentro las tornas variaron. El Mirandés dejó de ser solvente a domicilio, dos derrotas consecutivas en Torrelavega y Leioa, pero que nuevamente compensó ganándolo todo como local. Tras aquella frente al Tudelano llegaron tres victorias más como local. Algunas solventes, como frente al Amorebieta y otras más sufridas como frente al Gernika o al Logroñés.

Pero donde el cuadro rojillo iba, por fin, a mostrar el potencial de un candidato al ascenso sería en Diciembre. Empató en El Requexón frente a una de las revelaciones, el Real Oviedo Vetusta. Venció al Logroñés en Anduva y acabaría el año con dos victorias a domicilio en Zubieta y Ellakuri frente a sendos filiales guipuzcoanos de la Real Sociedad y Eibar.

Eso le llevó a acabar el año como segundo clasificado con 36 puntos. Lo hace a cinco del líder, el intratable Racing de Santander. Pero más allá de la puntuación y de la posición en la tabla, la buena noticia del Mirandés son las sensaciones con las que acaba el año y que quiere prolongar en 2019. Un nuevo año en el que todo Miranda de Ebro espera sea el del regreso de los ‘jabatos’ al fútbol profesional.

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