Como viene siendo habitual llegadas estas fechas es habitual hacer balance de lo acontecido durante el año que finaliza. Para el Albacete Balompié ha sido un año de contrastes, nada tiene que ver el fin de una temporada con el inicio de la siguiente, pasando de salvar la categoría en la última jornada a finalizar el año en los puestos de ascenso directo siendo, junto al Alcorcón, uno de los equipos revelación de la actual temporada.
En línea ascendente
Finalizaba el 2017 el conjunto manchego fuera de los puestos de descenso a Segunda B y situándose en mitad de la tabla, uno de los principales objetivos cuando Enrique Martín cogió los mandos del equipo en los últimos puestos.
Inició el 2018 con una derrota en casa frente al Tenerife y cerraba así la primera vuelta de competición. En el mes de enero consiguió seis de los doce puntos posibles, venciendo a Granada a domicilio y al Alcorcón en casa, y se mantuvo en la parte media pero mirando de reojo a los puestos de peligro.
En febrero, el conjunto manchego consiguió solo cinco puntos de los doce en juego, empatando en sus visitas a Lugo y Oviedo, que eran campos complicados, y venciendo al Numancia en casa algo que no lograba desde hacía 16 años. Sin embargo, la derrota en casa frente al Nástic empañó los buenos resultados.
El mes de marzo se suponía clave para el objetivo del equipo de Enrique Martín: lograr la permanencia. Con 36 puntos en su haber se quería conseguir la tranquilidad lo antes posible y para ello tenían que enfrentarse a rivales directos como Lorca, Sevilla Atlético y Cultural Leonesa que ocupaban puestos de descenso. Logró ocho puntos, empató frente a Osasuna y Cultural Leonesa en su feudo y venció al Lorca y Sevilla Atlético. Y esta victoria frente al filial sevillista fue la última que logró el equipo de Enrique Martín, cuando aún restaban once jornadas para finalizar el campeonato.
Complicándose la permanencia
A finales de marzo cuando los resultados parecían acompañar y coincidiendo con el partido que el Albacete tenía que disputar en Huesca tuvo lugar uno de los momentos más duros para el entorno manchego y que conmocionó al mundo del fútbol: el accidente de Pelayo Novo durante la concentración en el hotel. Afortunadamente el jugador asturiano puede contarlo, sigue con su rehabilitación, pero Pelayo ha tenido que dejar el fútbol. Para el equipo supuso un gran golpe anímico y que coincide con su caída libre hasta el final de temporada.
Situándonos en el mes de abril y cuando aún restaban diez jornadas para finalizar la temporada, el equipo inició una racha negativa de resultados. Martín Monreal realizó unos planteamientos muy conservadores con los que se apostaba por el empate en sus encuentros y lograr la permanencia, que en el mes de marzo se antojaba que se lograría con tiempo, pero se empezó a complicar cada vez más.
A falta de las últimas tres jornadas el balance era preocupante para el conjunto manchego. Se llegaba con 47 puntos en la clasificación y habiendo logrado tres empates (frente a Huesca, Almería y Cádiz) y cuatros derrotas (frente a Rayo Vallecano, Reus, Sporting de Gijón y Real Valladolid).
Lo que quedaba para la finalización del campeonato no era nada fácil pues se enfrentaba a domicilio a un Real Zaragoza que se estaba jugando los puestos de play off, y que acabó con una nueva y dura derrota para la entidad manchega (4-1) y situándose a dos puntos del descenso. La siguiente bala para certificar la permanencia era recibir al Barcelona ‘B’ que se jugaba el último cartucho para salvarse, pero un nuevo empate dejaba todo por decidir para la última jornada de La Liga 1|2|3 para los intereses manchegos.
Se jugaban la permanencia en Tenerife y dependían de sí mismos para ello, una victoria o un empate era lo que necesitaban para no tener que depender de otros resultados. Finalmente, el equipo se salvó al empatar a 1 y acabando con 49 puntos en su casillero. En resumen, una segunda vuelta de campeonato que se traduce en una montaña de resultados con un final pésimo, con 5 victorias, 10 empates y 7 derrotas.
Un nuevo proyecto con Ramis a los mandos
Con el fin de la temporada 2017/2018 comenzó la operación salida. El primero en salir fue el entrenador Enrique Martín, al que le siguieron jugadores que acaban su cesión en el club como Saveljich, Héctor Hernández, ‘Cifu’ o César de la Hoz. También dijeron adiós hombres importantes en el ascenso como Dani Rodríguez, Gaffoor, Aridane Santana Carlos Delgado o Rafa Gálvez, entre otros. Y otros jugadores que terminaban contrato como Morillas, Rubén Miño, Bíttolo, y la cesión de Danny Carvajal, que finalmente rescindió contrato.
De cara a la nueva temporada, 2018/2019, la entidad manchega ha sufrido una renovación desde la dirección deportiva con la llegada de Mauro Pérez, que eligió para capitanear el nuevo proyecto a Luis Miguel Ramis. Se hizo una profunda renovación de plantilla con hasta trece incorporaciones nuevas y confeccionando un equipo joven y competitivo, en el que prácticamente todos los jugadores han disputado minutos en lo que llevamos de temporada. Ramis ha sabido dotar al equipo de seguridad y mucho equilibrio, proponiendo buen fútbol y buen trato del balón.
De las nuevas caras como Rei Manaj, Mathías Olivera, Fran García, Álvaro Tejero, Aleix Febas, Mickaël Malsa, Alfredo Ortuño, Gentilleti, Eugeni Valderrama o el defensa José Antonio Caro, han sido los que más están aportando al equipo. Sin olvidarnos de los jugadores que continúan de la pasada campaña como Tomeu Nadal, Néstor Susaeta, Álvaro Arroyo, Jon Erice, Bela, Gorosito, Acuña o Zozulia. Todos el grupo ha formado un bloque que se entiende y compenetra, y en el que se mantiene un equilibrio entre titulares y suplentes, y es que cuenta con jugadores importantes en todas sus líneas.
Un inicio ilusionante
Tras haber disputado 19 jornadas de la presente campaña el Albacete Balompié ha realizado uno de sus mejores arranques de temporada, igualando incluso los números del ‘Queso Mecánico’ de Benito Floro en los años 90, y superando los registros de César Ferrando en la temporada 2002-03, ambos años terminaron ascendiendo a Primera División. El conjunto de Ramis finaliza el año en segunda posición, es decir, en puestos de ascenso directo a Primera, con 37 puntos. Hacía 12 años que el Alba no ocupaba tales puestos.
Comenzó la temporada ante dos equipos recién descendidos en lo que se consiguió sendos empates, frente a Deportivo de la Coruña y Las Palmas. Solo ha cosechado dos derrotas en lo que llevamos de campaña, además consecutivas y por la mínima, frente a Oviedo y Málaga en las jornadas 6 y 7, respectivamente. A partir de ahí, ha encadenado diez partidos consecutivos sin perder y se ha hecho fuerte en su feudo donde se mantiene invicto, a falta de disputar el último partido de la primera vuelta frente al Sporting.
La buena dinámica del equipo ha hecho que la afición se ilusione y desde el partido frente al Alcorcón, en la jornada 14, el número de espectadores en el Carlos Belmonte ha ido incrementándose hasta llegar a la cifra de más de 10.000 espectadores en el último partido del año y acaba el año superando la cifra de 8.500 abonados.
De cara al próximo año 2019, que se iniciará frente al Granada en Los Cármenes, el Albacete deberá aprender de los errores del pasado y no confiarse en la consecución de sus objetivos, por lo que debe ir paso a paso y todo lo bueno que tenga que llegar… seguro que llegará.