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Nàstic 2018: cómo vivir en la cuerda floja

Foto vía: Sport

El Nàstic de Tarragona, de este año que termina, es el fiel reflejo del manido refrán castellano «lo que mal empieza, mal acaba». El club que preside Josep Mª Andreu se encuentra inmerso en una crisis deportiva casi perpétua a la que, desgraciadamente, la parroquia grana empieza a acostrumbrarse.

El club de la Costa Dorada iniciaba el año con decisiones drásticas. El entonces director deportivo, Emilio Viqueira y el presidente tomaban la determinación, durante el mismo mes de enero, de destituir a Antonio Rodríguez «Rodri» como técnico de la primera plantilla y dar las riendas a Nano Rivas en la que sería su segunda etapa al frente de los tarraconenses después de conseguir «in extremis» la salvación en los tres últimos partidos de la temporada anterior. Se presentaba al tercer entrenador de la temporada, dato que explica casi gráficamente la situación deportiva tarraconense. Paralelamente, el club había presentado a cuatro jugadores de renombre que debían ayudar al Nàstic a salir del pozo. Arzo, Matilla, Javi Márquez y Álvaro Vázquez llegaban a Tarragona casi a la par que el nuevo míster.

Rodri dejaba su puesto a Nano Rivas (fotos vía extremaduraud.com y as.com)

Los números de Nano Rivas no superaban ni de lejos a los de Rodri y el equipo seguía hundido en la clasificación de la Liga123. Para más desesperación de la hinchada, la mayoría de puntos se lograban fuera del Nou Estadi donde solo se vivían decepciones. Aún con este panorama, la parroquia grana se distinguía por no silbar a sus futbolistas y animarlos tanto en el su feudo como en los desplazamientos.

Con el paso de las jornadas y con el equipo en puestos de descenso, la situación se volvió tensa entre aficionados, jugadores y dirección deportiva. Incluso Viqueira tuvo un encontronazo con algunos aficionados a la salida de un partido lo que provocó que el presidente tomara cartas en el asunto y, a falta de tres partidos despidió al director deportivo y destituyó a Nano Rivas que era sustituido por José Antonio Gordillo como cuarto entrenador de la temporada. Gordillo ya era conocido en Tarragona pues fué jugador grana durante dos campañas en las que logró un ascenso de Segunda B a Segunda como gran protagonista con un gol de cabeza en Zamora que daba al Nàstic el ascenso virtualmente. La jugada le volvió a salir bien al club de la Budellera y Gordillo sacó los nueve puntos y el equipo se salvó.

Gordillo era el elegido para dirigir la nueva temporada (foto vía ara.cat)

Después de las vacaciones, pareció volver la ilusión a Can Nàstic. El presidente anunciaba que Gordillo seguiría la temporada siguiente y que el club había alcanzado la ansiada deuda cero. Cabe recordar que hace ocho años el Nàstic estaba hundido en Segunda B con una deuda de ocho millones de euros que a punto estuvo de hacer desaparacer al club. Arnal Llibert, que venía de la secretaría técnica del Levante, era nombrado director deportivo y se empezó a trabajar en la nueva plantilla. Las bajas fueron numerosas. La mayoría eran esperadas por el bajo rendimiento ofrecido sobre el verde, otras fueron sorprendentes y dolorosas como la de Xavi Molina. El capitán decía adiós después de cuatro temporadas para fichar por el Kas Eupen de la Primera División belga.

En el apartado de fichajes, el primero ilusionó a la afición. La vuelta del hijo pródigo David Rocha que, tras desvincularse del Oviedo, regresaba a Tarragona donde, según sus palabras, era donde más feliz había sido jugando al fútbol. El resto de fichajes, que se hicieron al principio del mercado veraniego, no eran tan ilusionates por desconocidos. Llegaron Luis Suárez cedido por el Watford inglés que la temporada pasada lo había tenido a préstamo en el Valladolid B y Josua Mejías que tembién llegaba cedido del Leganés después de cuajar una gran temporada en Segunda B con el Cartagena. Los fichajes de renombre esperados por la afición y prometidos por la junta directiva no llegaban y el aficionado grana se ponía nervioso entendiendo que esa plantilla era corta y muy justa para competir en la Liga123. Casi al final del mercado llegaron Manu del Moral, Ramiro Guerra, Abeledo, Becerra, Iván López, Sebas Coris y, en el último minuto de mercado, Albentosa. En este último día de mercado se esperaba que Llibert contrara dos mediocentros, que era lo que claramente le faltaba al equipo pero solo llegó Albentosa, cedido por el Depor. La temporada ya había empezado y los aficionados granas nos se habían equivocado en su desilusión. El trabajo de Arnal Llibert era claramente deficiente y la plantilla formada se antojaba corta y descompesada. Los primeros resultados confirmaron este hecho.

Gordillo, sin soluciones en el campo y con una ristra de lesionados que harían llorar a cualquier entrenador, aguantó estoicamente once jornadas en el banquillo grana. La derrota en Lugo, con una imagen de impotencia total, provocó su destitución aunque fuera el menor de los culpables. El Nàstic ponía sus esperanzas en todo un clásico de la categoría como Enrique Martín Monreal. El técnico navarro ha sido la única nota ilusionante de la nueva temporada totalmente carente de referentes en el verde. Martín cumplió con el dicho de «entrenador nuevo, victoria segura» y en su primer partido al frente del equipo derrotaba por 2 a 1 al Oviedo. Fue un espejismo. Los resultados volvieron a ser los de siempre y la desazón e, incluso cabreo, de la parroquia son más que evidentes ante la situación casi perpétua del equipo. La junta directiva tomó la decisión de fichar a Antonio Prieto como adjunto a la dirección deportiva. Es, de facto, el nuevo responsable de la parcela deportiva grana pero la destitución de Arnal Llibert habría sido reconocer el error de manera demasiado evidente. Solo la llegada de Imanol García, que ha llevado aire fresco al Nou Estadi, y la promesa de seis o siete fichajes, así como, varias salidas de jugadores que han demostrado muy poco profesionalidad en estos cuatros meses de competición, hacen que los tarraconenses tengan alguna esperanza de sacar la temporada adelante.

Enrique Martín, la imagen de la esperanza

De momento, ha habido poco movimiento de cara al mercado que se abre el uno de enero con la sola incorporación del mediocentro de músculo Ousseynou Thioune, natural de Senegal y procedente del Ittihad Tanger de Marruecos. Tampoco esta nueva incorporación llama a la calma puesto que se reclaman fichajes contrastados por la urgencia de la situación.

Por lo expuesto anteriormente, queda en evidencia el mal año que se ha vivido en las gradas del Nou Estadi que solo espera que, con alguna incorporación invernal, el equipo emule al Córdoba de la temporada anterior y logre, otra vez, la proeza de la salvación para volver a creer en un proyecto que mire más arriba.

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